
Ella llego así*
A cualquiera le hubiera gustado
extenderle una exquisita alfombra roja,
adornar su itinerario protocolar con jazmines,
un cortejo de muchachas con atavíos tradicionales,
canastillas de flores y frutos de todo el país,
pero ella prefirió llegar cuando debió hacerlo,
sin mirar la forma ni respetar las costumbres:
llegó vestida de campesina y manifestando,
llegó con guardapolvo de maestra o enfermera,
llegó también haraposa y luego casi desnuda,
llegó golpeada y muy ensangrentada,
llegó minutos antes de que la espera venciera.

Si alguien sabía que llegaba seguro,
no hubiera faltado una banda de músicos
y un coro celestial de niños para recibirla,
con marcha emotiva de los últimos excombatientes,
con desfile interminable de estudiantes,
pero ella eligió primero cumplir con el deber,
antes que reparar como mujer en su apariencia,
porque sabe que ningún hombre conoce bien
la clave de su belleza y que es impenetrable,
por eso se animó a llegar herida en andas,
apoyada en humildes hombres no menos heridos
y atravesada de dolor por la sangre derramada.

Entró un domingo de tarde a la ciudad,
la gente portaba hojas de palmera en señal de paz,
la violencia estaba llegando a su pico máximo,
las plazas ya tenían sus cruces clavadas como puñales,
muchos heridos seguían luchando con arrojo
y ella entró victoriosa montada en su orgullo,
cabalgando sobre la hidalguía de su heroico pueblo,
con su sonrisa amplia cubriendo el horizonte,
remangando los últimos retazos oscuros del pasado,
restableciendo la esperanza como sol del futuro
y la lucha como única estrella que guía al pueblo.
*Fragmentos del libro de "Razones de la sangre:Crónicas poéticas del Marzo Paraguayo", de Gilberto Ramírez Santacruz.
madres**
a las madres
de plaza de mayo

extendieron sin límites el coraje
y le dieron al varón su verdadero sitial
levantaron la memoria como un monumento
y honraron con sus vidas la muerte de sus seres
oponiendo ovarios a los militares eunucos
ellas
alargaron el itinerario del honor
y sembraron pañuelos blancos sobre los años negros
y giraron por la plaza todos los jueves sin parar
y prefirieron pasar por locas pero no por cobardes
y eligieron luchar sin cansarse para vencer día tras día

dijeron que fueron paridas por sus propios hijos
ellas
tomaron la plaza de mayo como cuna para crecer siempre
ellas
portaron la antorcha de la vida en el reino de la muerte
ellas
cuando levantan la voz enmudecen los miedos y el terror
ellas
levantan la bandera blanca sin rendirse jamás
ellas
resguardan la dignidad como un útero a la criatura
ellas
son las madres de la plaza de mayo y de toda la humanidad
**Poema perteneciente al libro "Descalzo sobre el asfalto y otros poemas", de Gilberto Ramírez Santacruz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario