viernes, 16 de agosto de 2013

Los Chicos de la Guerra

Los Chicos de la Guerra* 

El 16 de Agosto: En el Día del Niño, Paraguay recuerda a sus pequeños 

Mártires de Acosta Ñu inmolados contra la Triple Alianza 



 El 16 de agosto de 1869, cuando parecía que ya no quedaban soldados paraguayos para resistir, en la Guerra Guasú o de la Triple Alianza que llevó al Paraguay a defenderse contra los ejércitos aliados de Brasil, Argentina y Uruguay entre 1865/1870, el mariscal Francisco Solano López declaró mayores de edad a los niños voluntarios de más de 12 años, que se disfrazaron alrededor de 3.500 de ellos como hombres y soldados en las bellas praderas de Piribebuy y marcharon a defender la patria en la mítica Batalla de Acosta Ñu comandados por el teniente general Pedro Pablo Caballero y que fuera fusilado por negar la rendición de la plaza a su cargo, frente a más de 20.000 soldados aliados comandados por el sanguinario brasileño Conde D’Eu y su general Juan Manuel Mena Barreto, muerto en dicha batalla, que ante la imposibilidad de lograr la rendición incondicional de los niños soldados, que también como sus mayores honraban con la vida la consigna juramentada de Vencer o Morir, muchos de ellos acompañados por sus propias madres que tomaron las armas para acompañar a sus hijos, ordenó sin miramientos en la última jornada el incendio del campo de batalla donde se defendían los “chicos de la guerra” y ya estaba sembrado de muertos y heridos entonces, asimismo ordenó cercar y quemar el hospital de sangre de Piribebuy, atiborrado de heridos y mutilados que iban llegando del teatro de operaciones, para no dejar rastros de la infanticida masacre.

 Para entender tanto sacrificio a que fue capaz el pueblo paraguayo contra la fratricida Guerra llamada de la Triple Infamia que prometía “civilización, libertad y progreso”, reproduciremos las palabras de uno de los “barbaros paraguayos” sobrevivientes del genocidio practicado por el imperio inglés con manos de obra de los generales Bartolomé Mitre de Argentina, Venancio Flores de Uruguay y el emperador Pedro II del Brasil, en testimonio del teniente Manuel Frutos que evocaba dicha guerra en 1914: “Fuimos muy ricos, señor; nadábamos en la abundancia, éramos felices. Mi pueblo natal, Ybytymí, hoy pobre villorrio, tenía entonces veinticuatro escuelas y en el presente apenas tiene una. Con esto le digo todo…No había ciudadano que no tuviera su casa, sus útiles de labranza y extensos sembrados. No conocíamos el hambre. Éramos una raza bien alimentada, sana y fuerte. Éramos alegres y dichosos…a pesar de lo que llaman nuestra tiranía, gobierno patriarcal, ejercido por verdaderos patriotas, que solo deseaban la prosperidad de su país…Pero vino la guerra y todo lo perdimos. Peleamos desesperadamente, porque todos teníamos algo que perder y porque amábamos nuestra tierra con locura...”

 Por ello, el festejo del Día del Niño en el Paraguay conlleva un profundo homenaje a aquellos heroicos y angélicos mártires de Acosta Ñu, pero también la alegría de tener una patria que es orgullo de sus hijos y esperanza de las generaciones del porvenir. 

                                                                                                                                                  G.R.S. 

 *Reseña conmemorativa publicada por el diario Crónica de Buenos Aires, Argentina, el 16 de agosto de 2013.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Cartes y el desafío de un Rumbo Nuevo para el Paraguay

Horacio Cartes tiene la oportunidad histórica, ¿aprovechará?


El Nuevo Rumbo exige coraje y honestidad*


El viejo rumbo del bilateralismo transitado ya por Alfredo Stroessner  durante décadas que hoy sacan a relucir como discurso nuevo los asesores del flamante presidente electo, y cuyo entreguismo al Brasil el dictador llamó “marcha hacia el este” y nos dejó con el cepo al cuello manejándose el afloje y apriete desde Itamaratî, por un lado nos habían obligado a aceptar el perenne Tratado leonino de Itaipú que conlleva articulados con visos de humillación y traición a la patria, pero para empeorar nuestro socio beneficiado resulta que ante cualquier duda e inestabilidad del Paraguay el gobierno brasileño  cada tanto nos viene exhibiendo  sus envalentonadas fuerzas militares en las narices,  como recordando a Pulgarcito(Pychaichî) su condición de Gigante(Matungo). Asimismo, la misma política de bilateralismo a ultranza le llevó al dictador Stroessner aceptar otro Tratado no menos leonino como el de Yacyretá que no nos permite disponer de energía ociosa y, por la lógica de su parición y progenitores, se convertiría pronto en “un monumento a la corrupción”, reconocido por el presidente Menem del propio país beneficiado y que nos condenan a lamentar de por vida por tan injusta integración y cooperación entre pueblos y gobiernos latinoamericanos.

No hablaremos aquí de las cifras siderales que costaron las dos obras, gran parte de ellos insumidos y consumidos por la corrupción, como tampoco de la paradójica lección económica y comercial que dejan las dos represas, consideradas de las más grandes del mundo, al mostrar y demostrar que es posible producir, con su energía como caída del cielo, milagrosa y subsidiada revolución  industrial tanto en el Brasil como en la Argentina para luego recibir el Paraguay la rendición de que las deudas de las mismas habían aumentado, ecuaciones e inecuaciones mediante, algebraicamente y las ganancias han bajado, gracias a los variables que ofrecen la Teoría de los números, aritméticamente. Es decir, teniendo en cuenta la cantidad de electricidad que produce nuestro país como socio directo de 50% en Itaipú y Yacyretâ, puede considerarse tranquilamente como el Hawai de la hidroelectricidad  en Sudamérica pero no el Paraguay que, según indican los datos comprobables de la realidad, pordiosea lastimeramente las migajas de su porcentaje real a los padrinos que heredó de la Triple Alianza de 1870.

Entonces, ante semejante carga como rémora y encandilante panorama actual, el presidente Cartes si orienta sus pasos políticos hacia el bilateralismo anunciado sólo desandará el viejo rumbo recorrido por los “liberales” hacia la Argentina y los “colorados” hacia el Brasil, pero el Nuevo Rumbo prometido en la campaña electoral y que despertó buena expectativa en el electorado como se demostró en las urnas, deberá retomar, necesariamente, con claridad y coraje la senda de integración trazada en el Tratado de Asunción en 1991 que creó el Mercosur, más acá del “juicio político” aceptable o no que destituyó al presidente Lugo y más allá de los “errores” cometidos por los otros miembros que confundieron al vicepresidente Federico Franco con el mismo Paraguay, errores aprovechados por Brasil, Argentina y Uruguay para firmar sendos tratados bilaterales con China y lanzar contra natura a Venezuela dentro del Mercosur.

Por lo tanto, Horacio Cartes tiene en sus manos la oportunidad histórica de reencauzar al Paraguay por la senda correcta y asumir el compromiso, como había prometido en la campaña de que iba salvaguardar  sólo los intereses del país y de ningún negocio particular y a lo que él públicamente renunció como empresario mientras dure su mandato, y que era volver al seno del Mercosur y pelear allí los derechos del Paraguay como miembro fundador y parte insustituible del Tratado que creó el organismo multilateral, sin dejarse embarullar por los falsos agoreros que le pintan maravillas por la Comunidad Europea como la Alianza del Pacífico y le facilitan los trámites para engañarle con espejitos de colores y para luego disponer del territorio paraguayo  para otros fines, como ya dispone del territorio colombiano Estados Unidos para todos servicios y necesidades, como está también ya en tratativas la legalización de la presencia y cooperación de la misma OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), a los cuales vendría como un anillo al dedo y les saldría baratito económica y políticamente, apenas con condonaciones de deudas en organismos internacionales, algunas que otras donaciones para “combatir el subdesarrollo” y hacernos olfatear el alcanfor ideológico del supuesto bolivarismo expansionista que sigue agitando Chávez desde el cielo, versión infantil del terrorismo internacional actual que había cambiado el viejo cuco del comunismo internacional por vetusto y obsoleto, que el Paraguay rompa con el Mercosur y comience su peregrinaje de paria errante por los cuatro vientos, que le promete desarrollo de primer mundo y felicidad celestial en “paraísos” democráticos que de tanto gustan jactarse los países centrales, heroicos  bombardeadores con aviones no tripulados de los pueblos del Tercer mundo.


Horacio Cartes,¿tendrá claridad sobre el Nuevo Rumbo? ¿Tendrá coraje para decir no a Estados Unidos que le está queriendo llevar por un túnel del tiempo pasado? ¿Querrá de verdad convertir al Paraguay en un país moderno como fue en su tiempo con los López,  sin sacrificar un ápice de su soberanía? ¿Podrá aquietar a los dinosaurios feudales y fósiles políticos nativos, de la recontraultraderecha de los terratenientes malhabidos, empresarios de frontera móviles y veloces, narcocontrabandistas exitosos dueños de Ciudad del Este y aledaños? Las preguntas son muchas, pero la respuesta puede ser una: Cartes, no mires tan lejos, allende el mar por el Viejo Mundo ni las cordilleras por la Alianza del Pacífico, el camino más largo se empieza con el primer paso y el último se pisa después de haber mirado el suelo, atentamente, durante todo el trayecto. 
                                                                              
                                                                                                                    Gilberto Ramírez Santacruz

*Nota publicada en el periódico Ñane Retâ de Buenos Aires, Agosto del 2013.-