miércoles, 28 de diciembre de 2016

2017, Centenario de Augusto Roa Bastos

PREPARATIVOS PARA CONMEMORAR EL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE ROA BASTOS

Facetas de un autor fundamental*

Las actividades vinculadas con el escritor empezarán el 1° de enero en Asunción y se extenderán hasta el 31 de diciembre por todo Paraguay y varios países del mundo. Habrá congresos, muestras, se reeditarán sus libros y hasta se hará un ciclo de cine.

Por Silvina Friera
Roa Bastos, autor de Yo el Supremo y ganador del Premio Cervantes.
Roa Bastos, autor de Yo el Supremo
y ganador del Premio Cervantes.
"La literatura es capaz de ganar batallas contra la adversidad sin más armas que la letra y el espíritu, sin más poder que la imaginación y el lenguaje”, dijo Augusto Roa Bastos, en 1989, cuando recibió el Premio Cervantes. Los libros, el legado más preciado de un autor, combaten cuerpo a cuerpo contra la desmemoria y el olvido. El centenario del nacimiento del escritor paraguayo más internacional, autor de Yo el Supremo, considerada su obra maestra –novela que desde que se publicó en 1974 en Buenos Aires es leída y estudiada del derecho y del revés–, empezará el próximo 1° de enero de 2017 en Asunción y se extenderá hasta el 31 de diciembre por todo Paraguay y en varios países del mundo, especialmente donde tuvo una amplia actividad literaria, periodística y docente, como Argentina, Francia y España. 

Se desplegarán múltiples actividades en centros culturales y educativos, universidades, escuelas, ferias del libro y teatros, en los que se presentarán exposiciones, se harán conferencias y seminarios, se reeditarán sus libros, se publicarán materiales perdidos, se estrenarán obras de teatro y de óperas inspiradas en sus trabajos y se exhibirá un ciclo de cine con películas realizadas con guiones de Roa Bastos. “Queremos hacer que esta conmemoración sea popular, que la gente se adueñe de Roa Bastos, que lo recuerden y sepan quién fue”, anunció Mirta Roa, hija del escritor.

Roa destacó que las actividades pretenden abarcar todas las facetas de la obra de su padre, quien no solo escribió narrativa, sino que “también hizo teatro, argumentos para obras de ballet, periodismo o ensayo”. Las fechas más importantes de la agenda de celebraciones serán el 26 de abril de 2017, en la que se recordará su muerte en 2005, a los 87 años, y el 13 de junio, día en que nació el autor de las novelas Hijo de hombre (1960), Vigilia del almirante (1992) y de las colecciones de cuentos El sonámbulo (1976) y La tierra sin mal (1998), entre otros. “Todo el año vamos a tener representaciones teatrales, ópera, danza, música, poesía, narrativa, cuentos inéditos y publicaciones”, afirmó la hija del escritor y mencionó especialmente la preparación de un coloquio de literatura latinoamericana en Serbia, con la traducción al serbio de Yo el Supremo. 

Entre las actividades confirmadas se hará un congreso internacional sobre la obra de Roa Bastos y se podrá ver la puesta teatral del libro de cuentos El trueno entre las hojas (1953), bajo la dirección de José Luis Ardissone. En las obras narrativas de Roa Bastos, dedicadas al Paraguay, destacan temas como “la justicia social y el derecho de los más humildes, la valoración de la mujer y el cuidado del planeta”, explicó Mirta y aseguró que el centenario buscará además resaltar otras facetas menos conocidas de la personalidad de su padre, quien también fue un deportista dedicado al remo –gracias al cual ganó varios certámenes– y al ciclismo.

Roa Bastos, gran aficionado a la música, escribió letras para José Asunción Flores (1904-1972), considerado el creador del género musical guarania, que según el escritor paraguayo es “la expresión más pura del alma popular”. En el marco del centenario se lanzarán obras inéditas como cuentos, ensayos, poemas, artículos periodísticos y algunos de los guiones cinematográficos que escribió durante su exilio en Buenos Aires, como El trueno entre las hojas, Hijo de hombre, Shunko, Alias Gardelito, El señor presidente y Don Segundo Sombra, para directores como Lucas Demare, Armando Bo y Lautaro Murúa. “Roa fue una persona coherente con su vida y su pensamiento. A pesar de haber tenido ofertas de grandes puestos, nunca las aceptó, y se quedó como embajador de su país en todas partes a las que iba, sin necesidad de tener un cargo”, ponderó su hija y comentó que está en tratativas una nueva versión cinematográfica de La sangre y la semilla, guión de Roa Bastos sobre la novela Raíces de la aurora de Mario Halley Mora, ambientada en la Guerra de la Triple Alianza, película que se estrenó en noviembre de 1959, dirigida por Alberto Du Bois.

El escritor paraguayo llegó a Buenos Aires en 1947. Aquí escribió y publicó una parte importante de su obra, como El ruiseñor de la aurora y otros poemas (1952), El trueño entre las hojas (1953), Hijo de hombre (1960), los poemas de El naranjal ardiente (190), El baldío (1966) y Los pies sobre el agua, entre otros títulos. Después del golpe de marzo del 76, decidió continuar su exilio en Francia, donde vivió hasta mediados de la década del 90. “Realmente nunca me sentí exiliado en Argentina, país en que me habría gustado nacer si el Paraguay no hubiera existido –confesaba el escritor–. Y Buenos Aires siempre fue para mí y lo seguirá siendo hasta el fin de mis días la ciudad más hermosa del mundo, intemporal, cosmopolita y mágica. Un puro espejismo sobre el vértigo horizontal de la llanura pampeana. No comprenderé nunca por qué Borges se alejó de ella para morir.”

*CULTURA, Diario Página/12, Buenos Aires, Argentina, 28 de diciembre de 2016.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Las últimas navidades del Mariscal López

Las últimas navidades del Mariscal López*


¿Cómo fueron las dos últimas navidades que el mariscal Francisco Solano López pasó en el campo de batalla, antes de la batalla final en Cerro Corá? A 150 años de la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), la historiadora Noelia Quintana Villasboa, autora del libro "Las Residentas", narra esos especiales momentos que vivió el conductor del ejército paraguayo.

Por Noelia Quintana Villasboa
El 25 de diciembre de 1868 sorprendió al Mariscal López en Itá Ybaté. Jamás se vio una Navidad más desoladora.
Después de la victoria paraguaya del día inicial de la batalla de las Lomas Valentinas, el enemigo quedó desconcertado.
Derrotado el comandante del ejército brasileño, el Duque de Caxias había perdido, según Rio Blanco, 5.805 hombres y 416 oficiales. La tercera parte de su ejército había sido aniquilada y tuvo que llamar a los argentinos para reforzarlo.
Había prescindido de sus aliados, seguro de alcanzar la victoria final y después de decirse invencible en arrogante proclama, presenció la derrota y fuga de sus soldados. Sangraba su amor propio. El mariscal del Imperio no podía explicarse aquel fracaso inesperado, necesitaba vengarse, necesitaba borrar aquel desastre con un ruidoso triunfo.
Pero Caxias ignoraba que había sido vencido por un ejército de fantasmas, por las sombras de un ejército desaparecido. No sabía que cuando sus tropas regresaban desbandadas, no le quedaba al mariscal López sino noventa hombres sanos.
Su fracaso tocaba los límites de lo inverosímil; su derrota, más que trágica, era vergonzosa. ¡Noventa hombres sanos! Solo noventa frente a todo el ejército de la Triple Alianza. Aquellos noventa hombres hacían un ruido infernal en Ytá Ybaté, para hacer creer al enemigo que aún les restaban fuerzas suficientes para volver a vencerlo.
Nuestros cañones no descansaban. Concentrados en la cresta de la colina, vomitaban sus andanadas de metralla sobre Cumbarity, nuestro cuartel general era como un volcán en erupción. Nuestra artillería parecía afirmar nuestro poderío y desafiaba al invasor, servida por nuestros noventa soldados victoriosos.
El viejo marqués se guardó bien de resistir en el ataque. La derrota lo hizo cauteloso, reorganizó sus tropas y con el concurso de los argentinos volvió a reunir dieciséis mil hombres de las tres armas.
El Mariscal López entre tanto recibió algunos refuerzos.
Durante tres días no dieron señales de vida los enemigos, solo cuando terminó el reajuste, el marqués de Caxias se sintió con fuerza para reiniciar la batalla, tan infelizmente comenzada. Pero antes intimó rendición al Mariscal en una nota insolente y descomedida.
La penúltima Navidad.
Era el 24 de diciembre de 1868. Solano López acababa de escribir su testamento, seguro de que llegaba su última hora en el altar de la Patria. Todo cuanto podía dar de sí lo había dado a su país y solo le faltaba ofrendar la vida.
Dibujo representando la muerte del Mcal. López.

No pudiendo vencer, no le quedaba sino morir, fiel a su lema de soldado y a su solemne juramento. No podía imaginarse que aún le quedaba mucho que andar en el camino de la infame guerra aliada. No sabía cuán lejos aún estaba del Gólgota de Cerro Corá. Ignoraba que aquella prueba por la que pasaba no sería la más amarga ni la última que le reservaba su implacable destino.
La nota del enemigo fue leída por el mariscal en medio de la expectación de sus jefes y oficiales. La leyó en voz alta, para que todos se enteraran de sus términos. Un grito unánime de reprobación, un grito airado de protesta, fue el comentario colectivo de aquel documento cruel e insultante, en el que el vencido de ayer vengaba su humillación ofreciendo la vida a sus vencedores, al precio de la ignominia.
El Mariscal López se dispuso en el acto a contestarla, bajo un gigatesco árbol de yuasy'y dictó a su secretario, el comandante Palacios, la célebre nota que es como un testamento de gloria.
Aquella pieza histórica brotó desde lo más hondo de su corazón, con toda la energía de su alma indomable. Fue como la interpretación heroica del grito sublime que acababa de escuchar de sus compañeros de armas. En esa nota inmortal habla el Paraguay.
Dice así:
Cuartel General, 24 de diciembre de 1868, a las tres de la tarde.

"El Mariscal Presidente de la República del Paraguay debiera quizá dispensarse de dar una contestación escrita a SS. EE. los señores generales en jefe de los ejércitos aliados, en la lucha contra la nación que preside, por el tono y lenguaje inusitado e inconveniente al honor militar y a la magistratura suprema con que SS.EE. han creído llegada la oportunidad de hacer.

Intiman deponer las armas en el término de doce horas, para terminar así una lucha prolongada, amenazando echar sobre mi cabeza la sangre ya derramada y que aún tiene que derramarse si no me prestase a la deposición de las armas, responsabilizando mi persona ante mi patria, la naciones que VV. EE. representan y el mundo civilizado.
Empero quiero imponerme el deber de hacerlo, rindiendo así holocausto a esa misma sangre generosamente vertida por parte de los míos y de los que los combaten, así como el sentimiento de religión, de humanidad y civilización que VV. EE. invocan en su intimación. Estos mismos sentimientos son precisamente los que me han movido, a más de dos años, para sobreponerme a toda la descortesía oficial con que ha sido tratado el elegido de mi patria.
Buscaba en Yataity Corá, en una conferencia con el Excmo. Señor General en Jefe de los Ejércitos Aliados y Presidente de la República Argentina, Brigadier General don Bartolomé Mitre, la reconciliación de cuatro Estados soberanos de la América del Sur que ya habían principiado a destruirse de una manera notable.
Sin embargo, mi iniciativa, mi afanoso empeño, no encontró otra contestación que el desprecio y el silencio por parte de los gobiernos aliados. Desde entonces vi más claro, la tendencia de la guerra de los aliados contra la existencia de la República del Paraguay deplorando la sangre vertida en tantos años de lucha.
Así he puesto la suerte de mi patria y de sus generosos hijos en las manos del Dios de las naciones, combatiendo con la lealtad y conciencia con que lo he hecho y estoy todavía dispuesto a continuar, hasta que ese mismo Dios y nuestras armas decidan la suerte definitiva de la causa.VV.EE. tienen a bien noticiarme el conocimiento que tienen de los recursos que actualmente puedo disponer creyendo que yo también pueda tenerlo de la fuerza numérica del ejército aliado y de sus recursos cada día creciente. Yo no tengo ese conocimiento. Pero tengo la experiencia de más de cuatro años; la fuerza numérica y esos recursos nunca se han impuesto a la abnegación y bravura del soldado paraguayo que se bate con la resolución del ciudadano honrado y cristiano, que abre una ancha tumba en su patria antes que verla ni siquiera humillada.
VV.EE. han tenido a bien recordarme que la sangre derramada en Ytororó y Avay debiera determinarme a evitar aquella que fue derramada el 21 del corriente. Pero VV. EE. olvidan sin duda que esas mismas acciones pudieron de antemano demostrarles cuan cierto es todo lo que pondero en la abnegación de mis compatriotas y que cada gota de sangre que cae en la tierra es una nueva obligación para los que sobreviven. Y ante un ejemplo semejante, mi pobre cabeza, acaso pueda arredrarse de la amenaza tan poco caballeresca, permítaseme decirlo, que VV. EE. han creído de su deber notificarme,VV .EE. no tienen el derecho de acusarme ante la República del Paraguay, mi patria, porque la he defendido, la defiendo y la defenderé todavía.
Ella me impuso ese deber y yo me glorifico de cumplirlo hasta la última extremidad que, en lo demás, legando a la historia mis hechos, solo a Dios debo cuentas. Y si, sangre ha de correr todavía, ÉL tomará a aquel sobre quien haya pesado la responsabilidad .Yo por mi parte, estoy hasta ahora dispuesto a tratar de la terminación de la guerra sobre bases igualmente honorables para todos los beligerantes. Pero no estoy dispuesto a oír una intimación de deposición de armas.
Así, a mi vez, e invitando a VV. EE. a tratar de la paz, creo cumplir un deber imperioso con la religión y la civilización por una parte, y lo que debo al grito unísono que acabo de oír de mis generales, jefes, oficiales y tropa, a quienes he comunicado la intimación de VV. EE. a la par de mi propio honor y mi propio nombre.
Pido a VV. EE. disculpas de no citar la fecha y hora de la notificación, no habiéndolas traído y fue recibida en mis líneas a las siete y media de esta mañana."
Dios guarde a VV. EE. muchos años.
Firmado: FRANCISCO SOLANO LÓPEZ.

El enemigo imponía una rendición sin condiciones. Nuestra respuesta no admitía dudas. "El soldado paraguayo se abre una ancha tumba en su patria, antes que verla humillada". Y dispuestos estábamos a morir, antes que aceptar la imposición del invasor.
La tarde declinó, el sol se puso y cayeron las sombras de la noche.
El mariscal, solitario en su carpa de campaña, se abismó en sus meditaciones, su reloj de oro, sobre cuya tapa también se leía su lema de "Vencer o morir", iba marcando los segundos, que se despeñaban en las profundidades de su inmenso infortunio.
Cuentan que a medianoche apareció en la puerta de su tienda, era el único que velaba en aquella Navidad. Silencio de muerte sobre el campo en que apenas se adivinaba la silueta de sus pequeños soldados dormidos. La luz nocturna de la naturaleza contrastaba con la ira desatada de los hombres de la alianza. El sueño reparador de amigos y enemigos, mientras él apuraba el cáliz de todos sus dolores, la amargura de una impotencia desoladora.
Y desde lejos, desde las entrañas del tiempo, llegaban hasta él los alegres repiques de las campanas, la algarabía sonora de los bronces sagrados, anunciando el nacimiento del Redentor del Mundo, del que enseñó a amarnos los unos a los otros. Repiques de campanas que resonaban en su memoria y en su corazón.
Esa era su Navidad en el infortunio de la Patria. La patria era su madre, era su dolor y suya era su angustia en aquellas horas anunciadoras del alba que llegaba, del alba en que ya no sería el alegre repique de campanas sino el ronco bramar de los cañones.
Cuando vino el día, el mariscal, agobiado por la pesadumbre de aquella lúgubre Navidad, había recobrado su serenidad y calzaba otra vez el pesado coturno de la tragedia, en el teatro de la epopeya.
La última Navidad
Pero no era todavía la hora nona. Otra Navidad, más lúgubre le esperaba.
Un año después, el 25 de diciembre de 1869, acampaba en Sanga-hú , sobre el paso del Aguaray.
Cerro Corá ya no estaba lejos. Panadero y Chirigüelo eran los ásperos senderos próximos que habían de llevarlo a su destino final.
Se disponía una vez más a morir en los confines de su país, después de defender íntegramente el territorio nacional. Una naturaleza salvaje le rodeaba. El enemigo sabiendo claramente su posición le seguía a prudente distancia, sin atreverse a llegar a él. Casi solo, era un gigante a los ojos del invasor.
La lucha a esta altura ya era entre el Imperio y su persona, que era el Paraguay fundido en un solo hombre. Y allí, en Sanga-hú , en aquella negra hondonada, rodeado de bosques milenarios, pasó su postrera Navidad.
Como dijo un poeta: "Se sintió inmenso, porque se sintió la Patria"
Esa sí fue su última Navidad, de ahí partió resuelto al martirio, del Aguaray al Aquidabán. Y así llegó la lucha final, la intimación cruel del vencedor y la respuesta que sigue repercutiendo, que quedó en la memoria de todo un pueblo y que resuena en inmarcesible clamor en los campos de batalla: "¡Muero por mi Patria!".
------
Fuentes:
-Documentos del Archivo del Ministerio de Defensa Nacional.
-Memorias de Juan Crisóstomo Centurión.
-Cartas de Francisco Solano López S.H. y C.R.B. A.N.A.
-Revistas de las FF.AA.
*Publicado por Diario ÚLTIMAHORA, 21 de diciembre de 2016, Asunción, Paraguay.

lunes, 19 de diciembre de 2016

El talento de José Martí

El talento*

El talento, es el deber de emplearlo en beneficio de los
desamparados. Por ahí se mide a los hombres.
Sólo se es dueño exclusivo de aquello que se crea.
El talento viene hecho, y trae consigo la obligación
de servir con él al mundo, y no a nosotros, que no nos lo dimos.
De modo que emplear en nuestro beneficio exclusivo lo que no es nuestro, es un robo. La cultura, por lo que el talento brilla, tampoco es nuestra por entero, ni podemos disponer de ella para nuestro bien, sino es principalmente de nuestra patria, que nos la dio, y de la humanidad, a quien heredamos. Es un ladrón el hombre egoísta. Es un ladrón el político interesado.” 
* Fragmentos de “La campaña electoral en los Estados Unidos”, de José Martí, diario La Nación, 
Buenos Aires, 11 de octubre de 1888.

lunes, 5 de diciembre de 2016

¿Qué cuántos años tengo?: ¡Tengo la edad que quiero y siento...!

¿Qué cuántos años tengo?
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¿Qué cuántos años tengo?
– ¡Qué importa eso !
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.


Hacer lo que deseo,
sin miedo al fracaso o lo desconocido…
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.

¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo
otros “que estoy en el apogeo”.


Pero no es la edad que tengo,
ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente
y mi cerebro dicte.


Tengo los años necesarios
para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero,
para reconocer yerros viejos,
rectificar caminos y atesorar éxitos.


Ahora no tienen por qué decir:
¡Estás muy joven, no lo lograrás!…
¡Estás muy viejo, ya no podrás!…
Tengo la edad en que las cosas
se miran con más calma,
pero con el interés de seguir creciendo.


Resultado de imagen para caricaturas de jose saramagoTengo los años en que los sueños,
se empiezan a acariciar con los dedos,
las ilusiones se convierten en esperanza.


Tengo los años en que el amor,
a veces es una loca llamarada,
ansiosa de consumirse en el fuego
de una pasión deseada;

y otras… es un remanso de paz,
como el atardecer en la playa...

¿Qué cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un número,
pues mis anhelos alcanzados,
mis triunfos obtenidos,
las lágrimas que por el camino derramé
al ver mis ilusiones truncadas...

 ¡Valen mucho más que eso!

¡Qué importa si cumplo cincuenta,
sesenta o más! Pues lo que importa:
¡es la edad que siento! Tengo los años
que necesito para vivir libre y sin miedos.
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JOSE SARAMAGO
(Poeta y escritor portugués, 1922 / 2010)

sábado, 26 de noviembre de 2016

Dos vidas paralelas y una lucha común contra el imperialismo


Fidel Castro murió anoche a los 90 años.

Dos vidas paralelas
y una lucha común contra el imperialismo

                                     a Fidel Castro Ruz


                                       y  José Gaspar Rodríguez de Francia


Paraguay y Cuba, son hermanos de madre,
son hijos también de múltiples padres y culturas,
de los arawacos, taínos, caribes y guaraníes,
ellos templaron su sangre, carácter y estatura,
para levantar luego una nación y resistir los embates.

Las llamativas vidas paralelas de José Gaspar y Fidel,
surgidas en épocas tan distantes y con idénticas emblemas,
por la dignidad de su pueblo y por la libertad de su patria,
repitieron grandiosos la hazaña de David contra el gigante,
pero sin transigir nunca ni un ápice hasta la muerte.

Y una misma lección recibida de sus dos grandes maestros,
la de José de Antequera, Francia, y la de José Martí, Fidel;
y dos Reformas Agrarias conoció América en su historia,
la primera en Paraguay, 1816, y la última en Cuba, 1960,
ambos hicieron con la ley en la mano y la lucha sin cuartel.


La revolución es un sueño pero la rebelión es un derecho, dijo ante el tribunal y agregó Fidel: “La historia me absolverá”;
la independencia nacional debe ser total, la soberanía íntegra,
“no mudar de amos ni cambiar sólo el collar al perro”, dijo Francia,
y hoy resuenan altas sus palabras, “patria o muerte, venceremos”.

Dos vidas paralelas y una lucha común contra el imperialismo,
ambos sufrieron bloqueos e infinitos atentados contra su vida,
pero la alerta fue la consigna perpetua contra enemigos insomnes,
y fueron amados, llorados y coronados por sus aguerridos pueblos,
de Karaí Guasú, por el paraguayo, del eterno Comandante, por el cubano.

                                                                                                                                   (G.R.S.)

La Habana, Asunción, Día de la Fidelidad, 25 de noviembre de 2016.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Oda a la Calle Última



                                        Oda a la Calle Última*

Apenas una línea,
bordeante y sinuosa,
es la traza arabesca
de la Calle Última,
que demarca hiriente
a un país y otro.

Pues allí termina
su dominio la Asunción,
pletórica de historias,
y comienza su hondonada
el Paraguay profundo,
extrañado en su propia tierra.

Parada obligatoria
del que entra a la ciudad,
como del que sale de ella;
orilla urbana desde aquí,
límite suburbano desde allá,
frontera de pobreza.

Una calle alfa
para el que viene llegando,
una calle omega
para el que se va alejando;
una calle que separa
tanto como la que une.


Principio y fin
de un zanjón sin nombre,
de privilegios y miseria,
una calle viva para muertos
y por dentro le corre un río,
de sangre y basura.


Arteria y cemento,
un camino tejido
por caminantes borrachos,
por duendes nocturnos
y multitud de vagabundos
que peregrinan día a día.

Una vena abierta
de la ciudad atascada
y un latente griterío
que vocifera necesidades,
en venta a bajo precio,
baratillos de contrabando.

Calle Última...
una herida que crece,
estación proletaria,
paraje campesino,
para el que aguarda un micro
como la redención el pueblo.

Primera calle
del que alcanza la capital
y calle última
para el que la abandona;
pues allí se pierde la ciudad
y nace la patria real.

Asunción, Enero de 2008.

*Del libro inédito "Poemas de hoy en día", de G.R.S.

domingo, 20 de noviembre de 2016

¡Carmen Soler y su tarea incesante...!

Homenaje a Carmen Soler
(1924 / 1985)

Resultado de imagen para carmen soler poeta paraguayaUna recordación poética realizamos en el Deportivo Paraguayo a Carmen Soler en su 31 aniversario de fallecimiento, el 19 de noviembre de 1985 / 19 de noviembre de 2016, si es posible que muera una poeta y combatiente como ella, pero quizás muere porque hay que morir inexorablemente, o tal vez como poetizara Ester de Izaguirre(1923 / 2016), otra poeta entrañable paraguaya que falleciera el último 9 de noviembre en Buenos Aires, sólo "morir lo imprescindible" sin abandonar la tarea y que prosiguen por su cuenta los poemas incesantes aún en ausencia de su autora.
  Infinidad de veces ha intentado la dictadura de Stroessner  impedir a Carmen, la tarea encomendada y juramentada de llevar adelante la lucha sin  cuartel por la libertad y la dignidad del "Paraguay rebelde", encarcelándola, torturándola, exiliándola pero nunca ha podido, incluso la muerte como se ve ha fracasado en el intento y Mamacha, como la llamaban  sus íntimos y su pueblo, prosigue hasta hoy invicta con su tarea, tal como consignara el poeta español Gabriel Celaya, "la poesía es un arma cargada de futuro".

Entre los cerrados muros

Un rato antes caminabas
llevando el aire azul contra la cara,
cumpliendo tus tareas,
sintiéndote vivir cálidamente.

Después, un rato más,
torturadores, armas, golpes, sangre.
Una puerta de hierro y te quitaron la luz,
la dignidad del viento.

Pasar ese momento es lo difícil;
y tienes poco tiempo,
el miedo acosa.

¡Bien! sucedió, estoy aquí,
hay que afrontarlo como otros siempre
lo afrontaron.

Y así vuelve la luz al calabozo.
La humillación termina,
la sensación tremenda de impotencia acaba.
Allí,entre esos muros,
sobre ese piso sucio de salivas,
ratas, cucarachas y excrementos,
allí ves abrirse
como  una flor hermosa tu tarea:
¡Ganar la gran batalla del silencio!

¡Qué arma poderosa tu silencio! 
 Con tu silencio afuera siguen trabajando 
 y tú con ellos prosigues la tarea.
Tu dignidad vuelve a vestirte como un traje;
termina la vergüenza de haber sentido miedo.
Y te miras de nuevo.
Y te levantas la frente.

Entonces sabes 
que tu pequeña lucha no es pequeña,
¡que es una parte de la gran tormenta! 
Y sientes 
que son los muros, las armas, impotentes. 

Los torturadores 
brutales con su miedo, 
¡totalmente impotentes!

¡Qué fuerza tan tremenda 
 nuestra fuerza! 

Y así es como descubres 
esa hermosa manera de revivir allí, 
en el calabozo.

Tus compañeros siguen trabajando. 
Tú estás realizando tu tarea. 
Una semilla más está plantada 
y siguen flameando las banderas. 

CARMEN SOLER,  Asunción, 1968.

IDEAS Y SENTIRES

RESPUESTAS A PREGUNTAS NO HECHAS QUE DESEO CONTESTAR

(Fragmento)

Resultado de imagen para carmen soler, entre los cerrados muros"Escribo en cualquier parte, a cualquier hora, aunque prefiero el silencio de la noche. Pero puedo escribir en la calle, en un bar, en un calabozo usando las baldosas como papel y granos de cal de las paredes como lápiz. O en la cocina, dejando la comida un momento mientras anoto una idea (comida quemada, tantas veces!). Pero cuando puedo elegir -lujo que tuve poca veces prefiero una habitación cerrada, con muchos estantes, libros, cuadros, cantidad de mesas donde desplegar mis cosas y tenerlo todo a mano. Así me concentro más fácilmente y también me siento protegida no sé bien de qué. (...)

He perdido, yo no sé dónde, parte de mi alegría. Se fue quedando por ahí.

Sufro con los dolores que existen. Me entristece no poder contribuir para que cesen inmediatamente.

Me siento culpable de no haber hecho más y mejor, y me llega la muerte colectiva.

De todo esto el sentimiento de impotencia es lo peor. Pero en cuanto tengo una tarea útil, que puedo hacer, vuelve la alegría.

Soy básicamente optimista. Comprendo que el avance se produce con avances y retrocesos, y que todo, hasta la relatividad, es relativo. (...)

Las formas de expresión, como todo lo vivo, es imperfecto, transformable. No contrapongo forma y contenido, porque forman un todo que se influencia y determina mutuamente.

Trabajo bastante mis escritos, en más de una ocasión salieron al mundo así como nacieron, porque las circunstancias así lo exigían. El compromiso que se siente es doble, estético y social, pero pienso que en estos tiempos lo primero sin lo segundo no sirve para nada. (...)

Sé para quien y para qué escribo. Eso es fundamental. (...)

Yo tengo tantos defectos que forzosamente los heredan mis creaturas. Los defectos que me traen más problemas son dos: mi carácter arisco y rudo, y mi desorden. Soy demasiado franca y explosiva.

Demuestro poco mis afectos y sin embargo los siento profundamente. (...) Escribir es para mí un placer y mucho sufrimiento."(Carmen Soler)
                                       ______________________
 Gacetilla de prensa                       
                       Homenaje a Carmen Soler


Resultado de imagen para carmen soler   La Secretaría de Cultura del Deportivo Paraguayo realizará un Homenaje a ‘Carmen Soler’ en el 31° aniversario de su partida a la inmortalidad, aquél 19 de noviembre de 1985 en Buenos Aires. El acto tendrá lugar el sábado 19 de noviembre las 17 horas en Piedras 1676, ciudad de Buenos Aires, y participarán del mismo Elcira Viviani, Miguel González, Darío Valenzuela y Gilberto Ramírez Santacruz, entre otros invitados.
 Carmen Soler, poeta, escritora, maestra rural bilingüe y heroína en su lucha revolucionaria, fue varias veces presa y exiliada por luchar contra las dictaduras de Higinio Morínigo y Alfredo Stroessner, con entrega total que el pueblo paraguayo y latinoamericano recuerdan porque fueron testigos de su perseverancia en la lucha y en la escritura. 
Augusto Roa Bastos dijo de ella lo siguiente: “Ubicada en la línea social y popular inaugurada por Julio Correa, Carmen Soler representa por primera vez en la poesía paraguaya la irrupción de la mujer como poeta de combate. “En sus poemas breves pero intensos, casi todos ellos en el ritmo de romance, se combinan el acento popular con una rigurosa intuición poética, acaso bajo la influencia del cubano Nicolás Guillén, con quien se encuentra emparentada espiritual e ideológicamente, más que formalmente
En el Acto de Homenaje a Carmen Soler se hará también una breve recordación a otra insigne poeta paraguaya, Ester de Izaguirre (1923 / 2016), fallecida el 9 de noviembre pasado, también en Buenos Aires, donde viviera gran parte de su vida y legara una portentosa obra poética y literaria que nuestro pueblo, en su debido tiempo y espacio, aprovechará en sustancia y espíritu que sólo una auténtica poesía puede ofrecer a un hombre y una mujer en su batallar cotidiano.
Pero la vida sigue y la poesía continúa, asimismo en la oportunidad se presentará el poemario Sombras particulares, de Viviana Roa, joven poeta que se echa en camino trazado por estas grandes de la poesía paraguaya y enarbola el mismo compromiso como quería el gran Pablo Neruda: “…tengo un pacto de amor con la hermosura / tengo un pacto de sangre con mi pueblo“.
Reseña de Carmen Soler: Su única hija María Eugenia Aponte Soler, escribió el siguiente resumen biográfico de su madre: Carmen Soler (Mamacha) nació en Asunción, Paraguay, el 4 de agosto de 1924 y muere en Buenos Aires, Argentina, el 19 de noviembre de 1985.
Incorporada  al Partido Revolucionario Febrerista, donde ya militaba su hermano Miguel Ángel Soler, participa activamente en las luchas contra el dictador Morínigo. En 1947, tras seis meses de guerra civil es derrotado el movimiento opositor. Carmen y su familia deben refugiarse en la Argentina, al igual que miles de compatriotas.
    En la soledad de la Patagonia,  comienza a escribir y sus versos se publican inicialmente en revistas argentinas y alemanas; colabora con artículos periodísticos y brinda conferencias sobre literatura paraguaya y la situación política en el país.
    Regresa al Paraguay en 1954, pero su poesía es considerada subversiva por la dictadura de Stroessner y sufre su primer arresto en 1955. Al recuperar su libertad se afilia al Partido Comunista Paraguayo.
    Desde entonces se suceden: el destierro, su reiterado regreso clandestino, la cárcel, la tortura y un prolongado exilio. En distintos períodos, viven en Uruguay, Argentina, Chile y Suecia, sin que ella abandonara su actividad política y literaria.
    En sus poemas están sus definiciones estéticas, su compromiso revolucionario,  la nostalgia por su patria y el sueño irrenunciable por la libertad de su pueblo.
Una  de sus poesías más celebradas dice así:
Alguien gritó: 
 ¡Viva la libertad! 

 Y respondió la sangre.
Alguien gritó:
 ¡Muera el tirano! 
 Y respondió la sangre.
Mañana
 la sangre gritará:
¡Viva la libertad! 
 ¡Muera el tirano!
¡Y el pueblo responderá!
                                             Carmen Soler