jueves, 31 de julio de 2014

LA MASACRE DE GAZA: El día que los niños dejaron de jugar...!

El día que los niños dejaron de jugar*


                                                    “ Niño, deja ya de joder  con la pelota;
que eso no se dice, que eso no se hace,
que eso no se toca.”
                                                                                                       
                                                                                             Joan  Manuel Serrat

                         
 —¿Quiénes son los que nos tiran tantas bombas? –preguntó Sadeq a su padre Ismail, militar a cargo de la defensa de Bagdad durante la Guerra del Golfo..
        — Son los infieles de Occidente –contestó sin parpadear y rumió con odio la respuesta.   
         — ¿Por qué matan tanta gente e incendian la ciudad? –inquirió el niño con ingenuidad.
— Porque amamos a Alá –respondió con énfasis y despejó toda duda de su hijo.

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— ¿Por qué no debo juntarme con Yamil? –interrogó Yael al dejar el juego con el vecinito y acudió al llamado de su padre.
— Porque no hay que juntarse con los palestinos –argumentó sin vueltas Simón, director de un colegio religioso de Jerusalem.
— Pero Muhama es mi amigo –protestó el niño al tiempo que obedecía a su padre.
       — Todos parecen amigos hasta que nos ponen la bomba –añadió con ferocidad el ortodoxo.

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—¿Por qué vivir con la Jihad permanentemente?–se iba preguntando en voz alta el niño Hamid en Teherán, camino a la Mezquita y de mano de su hermano mayor. 
— Porque manda Alá, es la única forma de repeler a los satánicos que nos quieren someter –disipó la duda el adolescente al hermanito.
—Entonces, seguirán matándonos quién sabe hasta cuándo –agregó el niño apesadumbrado.
       — Los islámicos solamente debemos sumisión a Alá, el Misericordioso, a nadie más –concluyó categórico mientras se descalzaba las sandalias en el umbral del templo.

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— ¿ Por qué se matan entre ellos los árabes y los judíos? –preguntó Manolito a su padre, de ida a la escuela, al escuchar por la radio del coche un bombardeo sobre Ramalah y Gaza.
       — Porque los dos viven en un territorio que reclaman como suyos –trató de explicar el hombre a su hijo, mientras iba sorteando el tráfico céntrico de Madrid.
       — ¿ Y por qué no parten el territorio por la mitad para cada uno? –siguió interrogando el niño y, sin querer, planteó una solución salomónica.
       — Porque ellos tienen otros intereses y no piensan como tú –dijo con sencillez el padre y levantó el volumen de la radio para cambiar de tema.

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— ¿ Por qué tiran tantas bombas sobre Bagdad? –preguntó Tommy a su padre que lo llamó por teléfono desde Kuwait.
       — ¿Quién te contó eso, pequeño Tom? –contestó con otra pregunta el teniente Harrison.
       — En New York se ve todo por televisión –aclaró el niño preocupado.
      — ¡Ahhh! Pero nada para preocuparse, hijo, pronto estaré en casa –tranquilizó el padre.
      Tommy repreguntó angustiado sobre lo mismo:
     ¿Entonces, quiénes son los que se mueren?.
      Dijo finalmente el militar, al otro lado del teléfono, casi cariñosamente:
     Pero no somos nosotros, hijo, sólo son los extranjeros.

Enero, 1992.

*Fragmentos del libro "El maleficio y otras maldades del mundo", de Gilberto Ramírez Santacruz, editorial Arandurà.          

miércoles, 16 de julio de 2014

¡Eternas inundaciones diluvianas en la Isa sin mar!


ETERNAS SEQUIAS SAHARIANAS
E INUNDACIONES DILUVIANAS EN LA ISLA SIN MAR 


¿El Paraguay es una "Isla rodeada de tierra"...,
había dicho Augusto Roa Bastos en su metáfora 
más certera, y lo llamó "La isla sin mar"  Juan Bautista 
Rivarola Matto en su acabada caraterización? Pero...



"...aunque antes el Obispo estuvo cautivo y aislado en ayunas por diez días en la Catedral de Asunción, custodiado celosamente por el comandante Sebastián León y Zárate con 50 soldados guaraníes arcabuceros, convenientemente instruidos y distribuidos, “…para estrechar más el cerco, puso el Gobernador en cada una de las tres puertas de la Catedral 50 soldados de guarda, con pena de la vida, que no le dejasen hablar  con alguna persona, ni le entrasen comida, y se clavaron los cerrojos de las puertas por de fuera”, posteriormente fue trasladado a un calabozo particular por once días más, en la casa de Alonso de Aranda que era un fiel artífice y auxiliar permanente de los jesuitas, hasta que le hicieron montar una “balsa maltratada” rumbo a Corrientes y Santa Fe donde permanecerá desterrado por dos años, según un cronista malhadado, el fray Bernardino al despedirse del Paraguay había sacudido sus sandalias franciscanas y rugió en maldiciones al verse impotente ante tan injusto castigo: ¡Maldita, maldita sea esta tierra…! Ni el polvo de su suelo quiero llevar en mis sandalias”, pero todas estas calamidades sufridas por el insigne obispo fue por expreso pedido y en venganza de la Compañía de Jesús y que en recompensa a su perruna fidelidad le convertirían pronto a
Sebastián León y Zárate nada menos que en gobernador del Paraguay. 

33. DIOS NOS GUARDE DE LOS JESUITAS. Sin embargo, el Obispo Cárdenas llegó a advertir en las dos ocasiones en que fue expulso a S. Majestad, al Presidente de la Audiencia de Charcas y al resto del clero del Paraguay y a la Provincia entera de que quedaba todo a la deriva con su ausencia definitiva, que la Diócesis se hallaba ahora a la sazón de los Regulares de las Misiones y al arte de sus tejes y manejes, dijo que se adelantaba a los hechos para que luego nadie alegue ignorancia de lo que se precipitaba con su salida violenta de Asunción. Pero la última advertencia del santo obispo Cárdenas, teniendo en cuenta la seguidilla de desgracias y penurias en que se debatió la Provincia, entre
sequía, epidemia y ataques ininterrumpidos de los malones chaqueños, había sido que los paraguayos tomaron como una verdadera maldición del prelado por tantas injusticias que sufrió entre ellos y por tal motivo el Cabildo de Asunción en 1655 rogaba a S. Ilustrísimo que volviera al Paraguay y bendijera nuevamente la ciudad que estaba sufriendo terribles males, ya que muchos le reconocían dones de profecías y de milagros por los muchos caminos recorridos como peregrino del Señor y predicador del reino de la Salvación: “...estamos seguros de que no ha de desampararnos... hasta habernos dado remedio a tantas desdichas, trayendo a su consideración el sentimiento con que esta ciudad ha estado a su obediencia y jurisdicción... deseando volver al estado en que se hallaba antes de las maldiciones con que se ve hoy castigada esta ciudad. A su Vsa. Ilma. pide y suplica... alce su consagrada mano para echarnos su bendición y alzar las maldiciones cuyos efectos sentimos, que con esto quedamos seguros alcanzar esta ciudad de la divina clemencia el reparo de tantos males... (...)... las haciendas están consumidas, los vecinos reducidos a un lamentable estado de miseria falto de todo lo que la vida humana y conservación de una República es preciso... han sido los años tan continuamente faltos de agua que ya los manantiales de esta Ciudad... se han secado, las lagunas han faltado con tan nuevo asombro y la laguna de Areguá cuyo distrito... era de cinco leguas por un tercio tiene abiertos carriles lo que jamás se ha visto... los pocos ganados se han perdido por alejarse... todos los trabajos, azotes y castigos que esta ciudad padece tienen sus principios en las justísimas maldiciones a que le sentenció... según el uso de nuestra santa madre Iglesia... muchas personas celosas han notado que los dos puertos por donde tantas inauditas violencias fue expelido Vuestra Señoría Ilustrísima, no pudiendo sufrir el peso de tan grandes pecados se han hundido, e ido a fondo las barrancas con ser altas que pisaron las injuriadas de Vuestra Ilustrísima quedando todo lo demás de la ribera del río en el mismo ser que antes...”. 
Para peor de la dicha advertencia, el comandante que arrasó a sangre y fuego la Ciudad, además de poner todo lo ajeno en saco propio, en especial de los más allegados al Obispo y gobernador destituido y expulsado, obligando a la mayoría de la población huir hacia el Chaco entre las tribus salvajes antes que intentar sobrevivir entre los indios armados que cometían toda clase de crímenes y pillajes, con Sebastián León de Zárate que se hizo pronto gobernador en paga a su sangriento servicio brindado en la matanza de los comuneros en la Batalla de Santa Catalina, y al mismo tiempo que los jesuitas nombraron como Obispo interino por poco tiempo, en reemplazo del fray Bernardino de Cárdenas, a un inhábil y canónigo loco llamado Cristóbal Sánchez de Vera que vivía encerrado en el Colegio de la Compañía en Asunción, que era una forma disimulada de mantener vacante la diócesis del Paraguay como era ya costumbre, para que nadie pudiera molestar los negocios de la Compañía y menos un visitador eclesiástico como pretendió ser el corrido a balazos del fray Cárdenas, la larga vacancia aquella vez duró hasta la llegada del obispo fray Gabriel de Gillestegui en 1669, de esa forma más de la mitad del siglo XVII Paraguay no tuvo obispos titulares en su diócesis y gracias a las infinitas maniobras de los jesuitas que lograron impedir que muchos de los obispos nombrados no llegaran a su asiento y otros fueron elegidos ya muy ancianos y en las vísperas de su muerte. La añoranza por el obispo Bernardino de Cárdenas y sus bendiciones para la Provincia del Paraguay hizo brotar en la boca del Común innumerables estribillos y cánticos alusivos a la tragedia que produjo su extrañamiento:
Se puso como esparto,
no dieron flores los valles,
trébol no dieron los prados,
ostentándose de Agosto,
las cañas y los tabacos,
las lomas no dieron rosas,
ni los sotos amarantos,
trigo, maíz y legumbre,
todo se queda agostado.

*Fragmentos de la novela El Grito de Antequera (Memorial de la Causa Comunera), de Gilberto ramírez Santacruz, Editorial Arandurà, año 2014.-

Soy de la Chacarita





¿Quiere escuchar mi historia, señor?
Soy de la Chacarita.
Con permiso del camalotal,
con adobe, alcé mi casita.

No hay paisaje más bello, señor,
que el de nuestra bahía.
Ni el pincel del más bueno y más noble pintor
pintó cosa más linda.

Mi casita fue iglesia, señor,
al unirme a mi amada,
a la luz de la luna, con su cunu'û,
esperé la alborada.

En el río modula su voz,
Doliente, una guarania.
En canoa de penas rema un pescador
su angustioso mañana.

En el charco más grande, señor,
hay música de ranas.
El ju'í paková canta su letanía
prendido a una rama.

Y mañana es volver a empezar,
empezar la jornada,
pero siempre empezar
y volver a empezar,
esperando el mañana.

Pero toda esta estampa borró
la lluvia del verano.
La crecida del río llegó con su canto
de penas y angustias.

Mi casita su puerta perdió,
la invadieron las aguas.
En canoa de penas subí, emigré,
emigré hacia la altura.

Pero un día a mi hogar volveré,
erguiré sus paredes.
Aliado al trabajo, al sol, a la fe,
crisol de mi esperanza.

Letra y música: MANECO GALEANO


  ¿Una postal de Venecia? Equivocado, una de las últimas imágenes de Pilar, Paraguay, Julio de 2014!

viernes, 11 de julio de 2014

¡El recuerdo luminoso del poeta Gómez Sanjurjo!

www.revistay.com

Gómez Sanjurjo: prisionero de su sombra

Por Maybell Lebron*

A finales de mayo de 1988 partió en silencio de este mundo, pero a quienes tuvieron el privilegio de conocerlo es imposible olvidarlo. Su poesía lo distingue como uno de los mejores poetas paraguayos.


Portada (parte superior) del libro Poemas, publicado en 1978 en Buenos Aires, Argentina.

Su obra no necesita halagos. No hace falta ser entendido en la materia para quedar subyugados por la belleza de cada uno de sus versos, deslumbrados por la dolorosa sensibilidad de sus poemas. Las delicadas imágenes, fruto de ese espíritu privilegiado, transmiten sin esfuerzo sus estados de ánimo. La nostalgia aletea, levísima, aun en los poemas de amor. El vuelo de sus versos se vuelve casi onírico en su eterno interrogante sobre el sentido del ser. Una tristeza sin asidero, plena de melancolía, ensombrece la vana búsqueda, más allá del amor y el tiempo, y desnuda una inconformidad habitada de ráfagas de esperanza despeñadas en el abismo de su soledad íntima e irredenta.

En la Antología poética dedicada a este autor, dice José Luis Appleyard: «José María inunda todo con su voz de matices graves que, en momentos, pueden disimular el suavísimo trémolo de su emoción. Cada palabra del poeta se me abre como una henchida cápsula de situaciones, nostalgias, tristezas y belleza constantes, conjunción que solo un gran artista puede lograr, pues ella surge de la alegría que brota de los hondones del espíritu.»

En el poema Tú sabes, nos confía:

Tú sabes cuánto alcanza a doler sobre la vida,
el sueño de llevar los ojos siempre abiertos.

Con su habitual maestría y «los ojos siempre abiertos» lega inolvidables poemas que nos colman de agradecido gozo ante tan generosa ofrenda.

Buenmozo, de atrapante personalidad y eximio conversador, fue siempre bien acogido en las lides del amor y supo de la fidelidad y afecto de sus amigos, sobre todo unos pocos íntimos que lo acompañaron, de cerca o de lejos, hasta el final.

En su juventud, cuando fundó la Academia Universitaria del Paraguay, en el Colegio San José, bajo el mecenazgo y estímulo del padre Alonso de las Heras y algunos jóvenes intelectuales, dedicó tiempo y esfuerzo en impulsarla.

Novel e importante empresario en el negocio de telas y afines —recibido como parte de herencia familiar— tenía una holgada posición económica que le permitía dedicarse también a su más grande vocación: la poesía.

Cuentan de que noviando en su juventud con una distinguida jovencita de nuestra sociedad, y en aprestos para la boda, llegó a sus oídos el despectivo comentario de su prometida: «Ya, otra vez, me escribió un poemita.» El poemita era nada menos que Yo no sé qué palabras decirte… Al día siguiente rompió la relación y nunca más se le acercó.

Casado con una valiente mujer algo mayor que él, rodeado de amor, tuvo cinco hijas —la muerte de una de ellas fue un duro golpe del que no llegó a reponerse. Su negativa a aceptar el desafío de la cotidianidad, además de destruirlo, destruía a su familia y su entorno: Sentía como una espesa sombra la angustia de ser hombre.

Gracias al apoyo y los contactos de Elvio Romero, el escritor paraguayo recientemente fallecido, consiguió editar en 1978 su primer libro: Poemas, en la prestigiosa Editorial Losada, de Buenos Aires; y luego, en 1979, Otros poemas y una elegía.

Su poesía tiene dos características: El tono intimista, de estilo desnudo, extraordinaria belleza y calidez, y el de una poesía unívoca pero incapaz de abrirse al mundo y la alegría —todo poeta debe saber pulsar la amplia gama de los sentimientos humanos— circunscrita al amor perdido, la tristeza, la nostalgia, la incomunicación.

Debido a una grave afección hepática tuvo que ser operado por el Dr. Juan S. Netto, mi marido, quien era su médico. En un momento dado, durante la intervención, sus signos vitales se iban apagando y, con esfuerzo, se lo pudo rescatar. Más tarde, relató emocionado que vio el famoso túnel y la luz tantas veces mencionados por enfermos en estado crítico. A medida que la luminosidad se aproximaba, su resistencia a dejarse llevar era cada vez más débil. En ese momento sintió la presencia de su padre —ya fallecido—, un fuerte apretón de manos y oyó su voz: Resiste. Volvió la negrura y, más tarde, despertó en la cama del sanatorio.

Luego de analizar en el taller literario Salón de Lectura la obra de Gómez Sanjurjo, Patricia Camp, joven poeta y narradora, publicó un trabajo sobre este autor en Acción Cooperativa, del que extraigo algunos párrafos. Comenta: «El poema Cierra tiene el sabor agridulce de una despedida. Del adiós a algo o alguien que se ha amado mucho. A la propia vida quizá, con la humildad de quien conoce el pequeño pero digno destino humano, de hacer algún día, inevitablemente, las paces con el olvido.»

Ya nadie va a venir. Mañana
nadie sabrá cómo eras hace tiempo.
Ya ves. Querías
olvidar de qué ausencia estabas hecho.

No soportó la angustia. Quebrado el finísimo cristal de sus anhelos buscó apartarse de la realidad lacerante. Su espíritu, sensible y frágil, sucumbe a la melancolía y la desesperanza en esa batalla perdida de antemano por el oscuro placer de no luchar. Arrumbando sueños, ilusiones y recuerdos de días felices, en versos maravillosos, se deja arrastrar hacia la nada. Alejado de un mundo que no acepta asume su culpa y busca la desmemoria en la soledad y el vino. Prisionero de recuerdos y tinieblas, se entregó al ocaso sin retorno.

Y él mismo, en un casi epitafio, nos dice:

Nadie sabe quién es.
Dejó su pausa,
su andar acompasado en la insegura
madrugada.

Nadie le recordará por lo que anduvo
trajinando en el alba,
sonando el lento crujido de las suelas
por las veredas ásperas,
por las veredas húmedas
por las veredas ávidas.

Nadie habrá de conocer
cuánto silencio llevaba a sus espaldas,
cuánta acera vacía,
cuánta nostalgia.

Murió, solitario, en Buenos Aires. Nadie se enteró de su partida. Su cuerpo, día después, fue hallado por un amigo que, ocasionalmente, lo fue a visitar.

Nota: esta semblanza fue publicada originalmente en la revista Acción Cooperativa en mayo de 2008.


*Maybell Lebron. Escritora (Córdoba, Argentina, 1923). Autora de los libros Memoria sin tiempo (cuentos, 1992); Puente a la luz (poemas, 1994); Pancha (novela, 2000); Ayer, tal vez mañana (poemas, 2004); El eco del silencio (cuentos, 2005); y Cenizas de un rencor (novela, 2010).

no sé si ibas o venías

a josé maría gómez sanjurjo

                                                   no puedo afirmar ni negar 
que ibas en cada trago del mundo hacia algún paraje más lejano
de la muerte que jugueteaba con tu bondad
de la soledad que cada día reventaba tus talones
del destino que te hacía paladear amarga la patria
y volvías malherido a tu infinita sed angustiada

no soy quién para aseverar
que venías de algún desierto lejano al oasis del bar
de la sequía en llamas en que te consumía la tristeza
de la imposible tarea de recobrar lo más querido
del encuentro no esperado con la desgracia
de la certeza fría de que la pérdida era irrecuperable
o si ibas siempre en busca de algunas gotas de esperanza

no puedo afirmar ni negar
no soy quién para aseverar
tampoco quiero ser alguien en esta historia
pero el cultivo de la amistad me dio sus frutos
el haberme puesto en muchas oportunidades
al otro lado del teléfono de josé maría
y escucharle hablar caballerescamente de sus penas
como un quijote apuñalado por el molino de sus sueños
y sentirle atrapado entre las rejas del dolor y la poesía

                                                                              Buenos Aires, Mayo, 1988.

*Del libro "Descalzo sobre el asfalto y otros poemas", de Gilberto Ramírez Santacruz.

jueves, 10 de julio de 2014

CINE PARAGUAYO:¡Película "7CAJAS" en Buenos Aires!

CINE › TANA SCHEMBORI, LALI GONZALEZ Y NICO GARCIA, ANTE EL ESTRENO DE 7 CAJAS

“Hoy hay una primavera del cine paraguayo”

La codirectora y dos de los protagonistas del film que se estrena hoy en Buenos Aires coinciden en que el secreto del éxito que tuvo en su país está en que “los paraguayos se han sentido reflejados en el humor, en cómo nos reímos de nosotros mismos”.
 Por Oscar Ranzani



Schémbori, González y García vinieron a presentar
 el film. Hoy habrá función con debate en Bama Cine Arte.

El Mercado 4 ocupa ocho manzanas de la ciudad de Asunción (Paraguay). Allí viven unas quinientas personas, pero circulan diariamente otras dos mil. Es un ámbito donde se vende de todo, tanto de manera legal como ilegal: desde frutas y verduras hasta productos electrónicos, celulares y ropa. Y con sus laberínticos pasillos, el Mercado 4 es un espacio donde conviven personas de diferentes culturas: coreanos, chinos, árabes, judíos y, lógicamente, paraguayos. Allí es donde los cineastas Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori filmaron 7 cajas, la película más vista en la historia del cine paraguayo, que hoy se estrena comercialmente en Buenos ires. 

Ambos trabajan juntos desde hace veinticuatro años y son referentes de la industria audiovisual de su país: realizaron series televisivas, publicidades, unitarios y cortos. Schémbori viajó junto a dos de los actores del film, Nico García y Lali González, y hoy a las 20.50 los tres estarán en la función especial en Bama Cine Arte (Diagonal Norte 1150) y tras la proyección de 7 cajas debatirán con el público en la sala.
La idea de 7 cajas fue de Maneglia, quien quedó fascinado con el Mercado 4 cuando en 1992 fue junto a Schémbori a realizar un informe periodístico para un programa de investigación que se llamaba El ojo, y que después de la dictadura fue un ciclo televisivo de denuncia. Schémbori recuerda que con Maneglia estaban grabando a los trabajadores de la noche y su colega le comentó: “¡Qué alucinante este lugar!”. “Ya conocíamos el mercado porque es un lugar donde todo el mundo va: hasta si necesitás un botón te vas a un puesto porque son ocho cuadras donde hay de todo”, comenta Schémbori en la entrevista con Página/12, de la que también participan García y González. Recién veinte años después pudieron estrenar la película que Maneglia había pensado. “En 2004 Juanca me dijo que quería hacer una película de un carretillero. Después, se robaron el guión con el auto de Juanca porque él escribía en fichas, no en computadora. Recuperó el auto, pero no el guión y tuvo que volver a escribir todo. Y en 2009 empezamos la preproducción, en 2010 grabamos. Se tenía que estrenar en 2011, pero nos quedamos sin plata. La presentamos en Cine en Construcción en San Sebastián y ganamos. Por primera vez en Cine en Construcción ganó un proyecto por unanimidad del jurado. Y nos abrió muchas puertas”, recuerda Schémbori.
7 cajas comienza mostrando la competencia que hay entre los carretilleros por llevar los productos que compran los clientes. Uno de ellos, un joven de unos diecisiete años llamado Víctor (Celso Franco) busca ganar un poco de dinero para poder subsistir. Hasta que un carnicero que pertenece a una banda criminal que comanda un tal Luis (Nico García) le ofrece transportar siete cajas pero no le dice qué contienen. Y ése es uno de los secretos de la película. A cambio le entregará la otra mitad del billete de cien dólares que le dio. Pero Víctor no sabe que está lidiando con gente pesada y atravesará el Mercado 4 con la compañía de Liz (Lali González), una adolescente que parece tener los pies más firmes en la tierra. Juntos padecerán todo tipo de inconvenientes antes de que la “mercadería” llegue a destino.
–¿Con qué creen que se identificó el pueblo paraguayo para convertir a 7 cajas en la película más vista en la historia del cine de su país?
Nico García: –Yo creo que se han sentido reflejados en el humor, en cómo nosotros llevamos las desgracias, en cómo nos reímos de nosotros mismos. Fueron a ver una película en la que los personajes hablaban como ellos. Ese fue realmente el gran detonante.
Lali González: –También fue la primera película que rompió en taquilla y una las razones radica en que los paraguayos estábamos muy acostumbrados a ver cine de autor, un cine más independiente, más lento. Entonces, el público tenía cierto rechazo al cine paraguayo. Una vez que se estrenó 7 cajas empezó a gustarles a quienes la vieron y se produjo un boca en boca. Incluso cuando se estrenó en Asunción se generó el secreto de que nadie te contara lo que había en las siete cajas. Era impresionante cómo no se contaba aunque eso no era el detonante de la historia. Y se generó una linda conexión entre nosotros y fue lo que dio esperanzas al público y a los que trabajamos del otro lado del cine a seguir haciendo películas.
–¿Buscaron una combinación entre el thriller y la crítica social de las condiciones en que viven muchas personas en Paraguay?
Tana Schémbori: –Yo lo creo así. Cuando leí el guión, le dije a Juanca que me había gustado eso. Había dos lecturas: el público se iba a entretener y el espectador más crítico iba a darse cuenta de que debajo de la superficie había algo.
–Aun así, la película tiene su dosis de comedia. ¿Por qué pensaron esa combinación entre el humor y el drama?
T. S.: –En principio, porque es una forma de contar que nos gusta. Juanca me decía que quería hacer una película “yanqui” pero que, en vez de usar autos, se usaran carretillas. Era también una manera de llegar al público.
L. G.: –Además es importante resaltar que por más que parezca que tenga pizcas de humor, el paraguayo tiene esa personalidad. El que te roba el celular es capaz de contarte dónde está. De repente, el paraguayo cae en lo absurdo. Por eso es que nos reímos tanto al ver la película porque lo que se muestra es así.
–¿Y qué creen que atrajo en el extranjero, en especial en los festivales internacionales, de una película con tanto sabor local?
T. S.: –Es lo que nos preguntábamos siempre con Juanca. Logramos el objetivo en Paraguay, pero el estreno mundial fue en el Festival de Toronto. La gente salía maravillada. Había cosas universales de las cuales se reían todos. Y yo le preguntaba a Juanca cuál era el secreto. Y él me decía: “Yo creo que son personajes queribles”. Porque en Japón, en la India, en Cuba, la película terminaba y la gente siempre aplaudía. Creo que pasa por ahí.
–¿El ambiente del Mercado 4 es en realidad tan hostil y competitivo como se muestra en la película?
N. G.: –Nosotros exacerbamos un poquito el tema de la violencia y también lo de esa oscuridad y ese miedo que te da la noche ahí. Son ocho manzanas y a la noche sí es un poco más complicado. Pero en esencia es así, tiene la energía que se muestra en la noche.
L. G.: –Viene a ser como La Salada acá en Buenos Aires: un mercado grande que es peligroso de noche, sobre todo si andás solo.
–Y también tiene un cruce importante de culturas, ¿no?
L. G.: –También: están los coreanos, los chinos, los japoneses, los paraguayos, los árabes, cada uno con sus locales, y son muy territoriales.
N. G.: –Y se falsifica de todo. Lo curioso que pasó con esta película es que nadie vendió copias truchas de 7 cajas. Se prohibió e hicieron un movimiento entre todos y pusieron carteles de que allí no se vendía. De tanto cariño que pegamos con la gente, ellos mismos, los del mercado, hicieron una campaña para que no se vendieran DVD truchos.
–¿Los carretilleros son personajes queribles en el mercado o son mal vistos en la sociedad paraguaya?
T. S.: –No, son queribles y hay de todas las edades. Es cierto que algunos son pesados. Hay de todo, pero son muy necesarios porque la gente compra cualquier cantidad de mercadería. Entonces, los carretilleros están para transportar las cajas de frutas, verduras y demás.
–¿Por qué la película transcurre prácticamente de noche? ¿Cómo incidió esta decisión en el rodaje?
T. S.: –Fue el sueño de Juanca: le encantó esa imagen que tenía el mercado de noche. Y porque era más controlable. De día, hay una invasión de personas y filmar iba a ser imposible. Aparte, se le ocurrió que toda la historia transcurriera en doce horas. Empieza a la tarde y termina al otro día. Pero más que nada fue por esa magia que tiene el mercado de noche.
–¿Que buena parte esté hablada en guaraní fue para mantener la cultura del lugar en la pantalla o tuvo otro objetivo por parte de ustedes?
T. S.: –No, es como habla la mayoría de la gente que trabaja allí. Buscamos respetar la manera de hablar que tiene el carretillero. Incluso dentro del mercado hay dialectos especiales.
–Lali, ¿su personaje es una combinación entre la niña y la mujer?
L. G.: –Sí, totalmente. Es también un homenaje a la mujer paraguaya porque la mujer paraguaya tiene mucho de Liz: su carácter, está siempre atrás del hombre, lo salva, lo impulsa. Y es quisquillosa, insistente, un poco intensa. Yo tenía veintitrés años y tenía que interpretar a una nena de quince. Entonces, evidentemente se siente esa fusión de interpretar a alguien muy joven, pero yo tenía a la verdadera Liz al lado, que estaba siempre con nosotros, y eso fue una ventaja. Tampoco me podía desprender del todo de lo que yo había vivido. Pero me ayudó muchísimo que mi casa estuviera a pasos del Mercado 4 y que ella estuviera en el rodaje siempre con nosotros porque me permitía rescatar su humor a pesar de todo lo que vivió, porque sufrió abusos, maltratos, vivía sola en una pieza. Entonces, traté de rescatar esa felicidad y esa humanidad que ella transmitía con su sonrisa. Eso me ayudó un poquito a la hora de construir mi personaje.
–Yendo a algo más general, ¿cómo es hacer cine en Paraguay?
T. S.: –Paraguay no tiene en toda su historia más de veinticinco películas. No teníamos una tradición cinematográfica. Tenemos los legados de la producción argentina como, por ejemplo, Armando Bo. Netamente películas paraguayas hay muy pocas, hay algunas coproducciones con Brasil. Y siempre se empezaba y no había una continuidad. Pero en los ’80, Juan Carlos Maneglia y un grupo de gente empezaron a hacer cortos en video, en VHS, porque no había fílmico. Y a partir de entonces se logró una mayor continuidad con los cortos. Y recién todo empezó a florecer en 2003, 2004, cuando nosotros empezamos a hacer series en la tele y se estrenaron largos, hechos en digital para el cine. Hamaca paraguaya, que se hizo en 35 mm, fue la gran sorpresa porque estuvo en el Festival de Cannes. Ahí hubo una continuidad. Y después vino 7 cajas. Tras el estreno, se creó la Universidad del Cine. Ahora hay también una Academia de Cine. 7 cajas despertó algo en la gente. Y ahora hay más de seis películas por rodarse. Hay una primavera del cine paraguayo.
–¿Y al público paraguayo le gusta el cine de su país o es una dificultad llenar las salas con una producción nacional?
L. G.: –Después de 7 cajas, le gusta y está esperando ansioso el cine paraguayo. ¿Por qué? Porque anteriormente, como decíamos hace un rato, estaban más acostumbrados al cine de autor o documental. De hecho, el público paraguayo no está acostumbrado a ir a ver una película al cine. Convengamos que estamos invadidos por la piratería y no tenemos la cultura de ir al cine. Después vino el suceso de Libertad, que fue una película previa a 7 cajas, con 40 mil espectadores, que significó un número record. Y luego llegó 7 cajas, con 400 mil espectadores, que dobló a Titanic. Y es ahí donde nosotros descubrimos que el paraguayo sí quiere ver cine paraguayo. Y ahora con el rodaje de varias películas todos están expectantes. Y lo interesante es que no sólo en Asunción se están rodando películas, sino en otras ciudades como, por ejemplo, Ciudad del Este.
FUENTE: DIARIO PAGINA/12, BUENOS AIRES, 17 DE JULIO DE 2012.-
CINE › UNA PELICULA CON MULTIPLES VALORES CINEMATOGRAFICOS

La circulación más intensa

El film paraguayo apunta al género, la comedia, a la dinámica física y de cámara y sale por demás airoso: la agitada historia del adolescente Víctor encuentra un contexto ideal en ese abigarrado conjunto de pasillos, transitados por un elenco homogéneo.






 Por Horacio Bernades

De intenso tráfico por festivales internacionales desde el momento de su lanzamiento (agosto de 2012), 7 cajas es el segundo film paraguayo en estrenarse en Argentina, después de la magnífica Hamaca paraguaya (2006). La película de Paz Encina se caracterizaba por su absoluto rigor y despojamiento, expresados en una serie de planos contados, fijos y distantes, sobre un contemplativo matrimonio que charlaba escuetamente. Ganadora del Premio del Jurado Joven en San Sebastián 2012, la ópera prima de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori apuesta, muy por el contrario, al género, a la comedia, a la dinámica física y de cámara, apelando incluso a algún breve fragmento clipero. En algo coincide, sin embargo, con el film de Encina. Coincide en su rigor, no sólo técnico, sino también narrativo, nacido de un planteamiento específico respecto del tratamiento de las tres unidades cinematográficas básicas: tiempo, espacio, movimiento. Un rigor que, a diferencia del opus uno de Encina, tiene en cuenta el gusto de un público más o menos masivo e internacional.
Aunque parezcan de imposible convivencia, podrían detectarse en 7 cajas huellas tan disímiles como las del neorrealismo, el costumbrismo, el tarantinismo. Y hasta, forzando un poco las cosas, las del documental argentino Hacerme feriante (2010). En el sentido de que éste transcurría íntegramente dentro de la laberíntica y abigarrada inmensidad de la feria de La Salada, y 7 cajas tampoco sale jamás de los límites de una feria de ocho manzanas de extensión, el Mercado 4 de Asunción. Es un viernes de abril de 2005 y hace un calor paraguayo allí en el mercado, donde transpirados carretilleros en musculosa compiten a brazo partido por el transporte de embalajes. Fascinado con el mundo de la tele y el cine, el adolescente Víctor (Celso Franco) queda alucinado cuando ve el celular que una amiga le prestó a su hermana para que lo vendiera. La cifra es astronómica para Víctor, pero las vueltas del azar terminan poniéndolo frente a las cajas del título, por cuyo transporte le prometen 100 dólares. Si llega a destino, claro. Esa es la cuestión, cuando la carga es más escabrosa que legal y por ella disputan feriantes, malandras, intermediarios y la policía.
Los méritos de 7 cajas están a la vista. No sólo un elenco de total homogeneidad –sometido seguramente a largos y exigentes ensayos por parte del dúo de realizadores– y una excelencia técnica que va de una fotografía de colores saturados a unos travellings de vértigo, sino, sobre todo, la estricta apuesta al tiempo real y el decorado único, hecho de kilómetros de pasillos tan superpoblados y ensortijados como los de Chungking, en Hong Kong. A propósito: ¿no habrá que sumar Chungking Express, de Wong Kar Wai, a las posibles influencias de 7 cajas? Vaya a saber. Tiempo real, corridas desesperadas (con carretillas o sin ellas) y gran cantidad de personajes cruzándose sin parar aseguran una dinámica vertiginosa. Maneglia & Schémbori apuestan a ella y ganan. Sobre todo porque la circulación no es sólo de gente y carretillas, sino de objetos, deseos e intereses.
Tanta circulación como en Los guantes mágicos o cualquier película de Martín Rejtman. (¿Otro antecedente? Más vale parar con las especulaciones, antes de que se tornen infinitas.) Circulación de cajas, dinero y celulares. Es 2005, y por el solo hecho de poseer cámara, modelos móviles que hoy parecen paleozoicos son cortejados con asombro casi infantil no sólo por Víctor y su amiga Liz (la eléctrica Lali González), sino por policías que recuerdan un poco al sargento García. Hablando de cortejo, cualquiera se da cuenta de que el constante salir al paso de Víctor por parte de Liz –por más que ésta quiera disimularlo con dureza ligeramente sobreactuada– no es casual. Cualquiera, menos el muy ingenuo Víctor. Pero, vamos, 7 cajas no es la clase de película que no le dé a la larga al espectador lo que el espectador desea.
¿Puntos falsos? Los hay. Por un lado, al no espiralarse, a la deliberada circularidad parecería faltarle una quinta marcha. Un poco como el “toquecito” lateralizado de algunos partidos del Mundial. Por otro, uno de los mayores méritos de la película, el de poner a los protagonistas en el mismo plano de sobrevivientes, que no pueden darse el lujo de lo legal o lo moral (pero no por ello dejan de ser unos tipos cualesquiera) se ve traicionado cuando al final algunos de ellos se ponen a disparar como en un thriller yanqui. Y 7 cajas no es, y se nota que no quiere ser, un thriller yanqui. No por nada se habla tanto o más en guaraní que en castellano, con subtítulos ad hoc. Finalmente, los sueños de Víctor por el mundo de la tele, la fama y la celebridad no sólo son trillados, sino que suenan absolutamente “puestos”, lejos de la mecánica inevitable que anima el resto de la película.
7-7 CAJAS
Paraguay, 2012.
Dirección: Juan Carlos Maneglia y Tana Schembori.
Guión: J. C. Maneglia. Tito Chamorro y T. Schembori.
Fotografía: Richard Careaga.
Música: Fran Villalba.
Duración: 100 minutos.
Intérpretes: Celso Franco, Víctor Sosa, Lali González, Nico García, Paletita.
Estreno exclusivo en BAMA Cine Arte.
FUENTE:DIARIO PAGINA/12, 17 DE JULIO DE 2014.-



Invita al Pre-Estreno (Avant Premiere) de la Multipremiada Película Paraguaya "7 CAJAS"
- Un Film de Juan Carlos Maneglia y Tana Schembori -
Martes 15 de Julio -19 horas - BAMA Cine Arte (Diagonal Norte 1150/56) - Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Estarán presentes: Tana Schembori (Co-Directora del Film) y los actores: Lali González y Nico García

Esta presentación se realiza con el auspicio de la Embajada del Paraguay, el Consulado General del Paraguay, 
Empresas diversas, y la adhesión de Instituciones de la Colectividad Paraguaya en Buenos Aires.


Al finalizar la proyección la Casa Paraguaya de Buenos Aires ofrecerá un vino de honor

Acceso por invitación - solicitar a: info@arpaproducciones.com. ar  /  15-5469 2449
 Capacidad Limitada -
 REALIZACIÓN