viernes, 6 de enero de 2012

¡Los niños esperan...de los Reyes Magos!

los niños esperan…*

los niños del mundo
esperan tener planeta y futuro
y piden a los reyes magos
que les enseñe la estrella guiadora

los niños de irak
esperan recuperar pronto
el cielo de estrellas
y borrar las bombas y bombarderos

los niños de afganistán
esperan volver a sus hogares
y dejar las montañas de terror
que dinamitan los piratas del oro negro

los niños de libia
esperan despertar de la pesadilla
y cambiar el juego de la guerra
por un peluche que aprenda a reír

los niños de irán
esperan conservar su alegría
y saludan felices a los reyes magos
lejos del alcance de los herodes de turno

los niños del tercer mundo
esperan librarse de la basura toxica
y piden a los reyes magos un milagro:
las multinacionales vayan a desechar en sus países


*Del poemario inédito "Poemas de hoy en día", de Gilberto Ramírez Santacruz.

lunes, 2 de enero de 2012

¡El mejor negocio del año...!

Cuenta una vieja leyenda del Oriente lo acontecido con el mejor Vendedor de mantas y alfombras de la fabulosa y antigua Persia, llamado Oroncio, cuyo significado en persa es Corredor, enviado por el fabricante y patrón Arsames a la Ciudad Santa como era tradición, a ofrecer cada año sus productos en la Gran Feria de Jerusalen, donde florecía el comercio para todos los mercaderes del mundo.

Como era su costumbre y la de los otros mejores vendedores del Oriente Cercano, Medio y Lejano, cuando el frío demandaba mantas y las fiestas de fin de año requerían alfombras y adornos de celebración, el Vendedor de Persia se encaminó hacia Judea llevando las más bellas obras de la artesanía de Tangú(Persia), alfombras dignas de las que usaba el rey Salomón para asentar su trono y Aladíno para volar mágicamente por los cielos de Bagdad y otras célebres ciudades de Las mil y una noche.

Pero ocurrió a Oroncio lo que nunca le había pasado ni imaginado que le podría pasar: no vendió ni uno solo de sus maravillosos productos, incluso no había aparecido ni un cliente por la feria, debido a un clima de agitación, miedo y terror en la gente que había creado Herodes, por supuestas conspiraciones que ponían en peligro su trono. En vista de que no tenía un denario con qué pagar su hospedaje y pasar la noche antes de regresar a Persia, Oroncio salió de la ciudad, se vio obligado a pedir un techo para pernoctar y salvarse de la noche más fría de su vida.

- ¿Qué pasó en la feria que todos volvieron tan miserables que no pueden pagar ni una noche de hospedaje? ¡Vaya al establo y comparta con los otros que también no tenían dónde albergarse…! –refunfuñó el dueño de la casa y ayudó a Oroncio a guardar sus productos en la caballeriza que también compartían los animales domésticos.

El Vendedor se acomodó sobre los fardos de alfalfa y sintió el rigor del invierno en sus propios huesos. De pronto, escuchó que lloraba inconsolable un niño en el compartimento contiguo, se arrimó a mirar y la madre le rogó un abrigo para calmar a la criatura. Oroncio, sin dudar un instante, quitó una de sus más bellas mantas y envolvió al niño ante la mirada de los animales que se habían inquietados por los alaridos.

Después de unos días de intensa caminata por el desierto, Oroncio regresó a Persia y se presentó al patrón Arsames, nombre célebre de un general persa que enfrentó a Alejandro Magno, muy desanimado se excusó de la falta de venta y al hacer el recuento de los productos que había llevado, pidió encarecidamente disculpas, por devolver una manta con rastros de mancha y haber sido usada.

- Estoy enterado del fracaso de Jerusalen, por obra del maldito Herodes. No siempre se hace vendiendo el mejor negocio del año, a veces, se hace resignando las ganancias. En este caso, no corresponde darte las disculpas. Tú, Oroncio, siendo el mejor vendedor de Persia, has hecho ésta vez el mejor negocio del año, no vendiendo como has hecho siempre, sino dando abrigo al más humilde de los niños, Jesús, el Mesías, que llegaba en Belén para salvar a la humanidad y fuiste elegido nada menos que para darle abrigo y ternura en este desolado mundo.

Diciembre, 2011.-

*Relato extraído del libro inédito "Espiridión y otros cuentos pendientes", de Gilberto Ramírez Santacruz.