lunes, 9 de noviembre de 2009

El arte de la guerra


El arte de la guerra

Después de muchos años de asistencia y convivencia con la comunidad Mby’a, una mañana me integraron a la tribu, me pusieron un nombre sugerido por su dios y comencé mi aprendizaje con los ancianos.
Después de recorrer todas lecciones de génesis y cosmos guaraníes; practicar las danzas y la oratoria; implorar las oraciones a Ñamandu y las rogativas de la lluvia; convertirme en perfecto catador de chichas y elixires destinados a las celebraciones religiosas y festivas; oficiar de degustador de exquisitas presas que van desde larvas o crisálidas de mariposa y roedores de los más variados hasta cocodrilos y felinos de todas las especies, para coronar mi formación, apareció una mañana el jefe del consejo de los ancianos o notables, único autorizado a impartir sobre estrategia y táctica de la caza y la guerra.
Sin ningún preámbulo, el anciano dijo que el futuro guerrero y cazador guaraní debe memorizar de primera a última la enseñanza suprema cuya máxima reza lo siguiente:
--¡Un buen cazador de ratones primero es un experto en espantar tigres y liberar la selva a los roedores! ¡Asimismo, el buen guerrero es aquel que va preparado para morir en cada batalla!

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