jueves, 28 de mayo de 2015

¡El Refutador de la infamia contra Francia!


ROA BASTOS SEGÚN EL SUPREMO

Una fuente inagotable de investigación ha sido la ejecutoria histórica del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, que mana, no obstante el tiempo transcurrido, con consideraciones valiosas de incontables historiadores y escritores.
Así lo hecho por Augusto Roa Bastos fue importantísimo, con su formidable monolito narrativo de “Yo el Supremo”. Con argumentos reales y fantásticos creó el más grandioso corpus literario acerca del curioso prócer paraguayo y americano.
Pues, Francia, de increíble personalidad –perseguido hasta después de muerto por la oligarquía colonial y criolla desplazada por su política– echó las bases para el edificio de una patria emblemática en soberanía e independencia económica.
Al grupo de escritores se une ahora Gilberto Ramírez Santacruz, quien con veraces consideraciones sintetiza su pensamiento e indica algunas leves inexactitudes conceptuales y
personales de Roa. Con ironía nubosa Ramírez Santacruz refiere aquel ingrato poema de Roa, guiado por un optimismo apresurado y único, que lo canceló rápidamente la realidad.
Aumenta el valor de la obra de Ramírez Santacruz al enriquecerla con hechos históricos no muy lejanos: la prolongada vigencia del stronismo y los que guardan relación con la lucha latinoamericana por su segunda independencia.
Estimo que el texto, en tanto narrativo como teatral: ¡curioso cuento!, concreta el cometido que el autor se propuso, como es el de elevar el valor histórico del Dr. Francia, paradigmática personalidad por su entereza, patriotismo y honestidad, que es todo un ejemplo para propios y extraños.
Podríamos decir finalmente que el aporte de Gilberto Ramírez Santacruz, viene a contribuir, quizás enriqueciendo con nuevos ingredientes, la valiosa obra literaria de Augusto Roa Bastos y en consecuencia redunda en un justo homenaje al autor de Yo el Supremo. Y quizás también, sin proponerse, esta obra responde al desafío lanzado por Carlyle, después de leer toda la infamia perpetrada por los Rengger, Lonchamp y Robertson, al decir que Rodríguez de Francia fue “alguien infrecuente para la mentalidad europea, poco menos que una quimera, a lo sumo el planteo de un enigma que todavía está por resolverse. Pero no hay que perder todavía la esperanza de que, de aquellas regiones, pueda venirnos una verdadera vida de Francia. Si llega a surgir algún escritor de genio, queda desde ya invitado a acometer la empresa”. 
Luis María Martínez 
(Marzo de 2015)

viernes, 15 de mayo de 2015

¡De filósofos cínicos y cínicos filósofos...!

CONTRATAPA, PAGINA/12, 15 dE Mayo de 2015

Del cinismo como una de las (malas) artes







 Por Mario Goloboff *
En la Antigüedad, hacia el siglo V antes de la Era Cristiana, la escuela de los Cínicos gozaba de prestigio proclamando el abandono de los bienes terrenales para volver a la naturaleza, la renuncia a toda propiedad, el rechazo de las convenciones; eran gentes que expresaban opiniones chocantes para con las ideas recibidas o las buenas costumbres enseñadas, vivían entre la suciedad y en las más bajas condiciones, el abandono de todo cuidado exterior, una estética cercana a la de la fealdad, todo ello por lo general con una intención provocativa y en aras de una ética capaz de privarse de las comodidades y ni qué decir de las riquezas, para pensar con libertad. Porque a pesar de comer en el ágora, tener relaciones sexuales públicas, portar batón y bastón, adorar al pez masturbador como modelo de inteligencia natural y venerar la secta del perro, aseguraban de Platón que no podía servirles de guía puesto que se había pasado la vida reflexionando sin inquietar jamás a nadie, y que el discurso de un filósofo debía, en cambio, ser penetrado de una dulzura acre que pudiera morder las heridas humanas: “El perro augura una manera incisiva de practicar la sabiduría”, sostenían.
Antístenes, Diógenes, Crates de Tebas, apodado “el abridor de puertas”, juegan los papeles principales en el Olimpo del sistema. Hiparquía, de Tracia, una de las primeras mujeres en transitar los caminos de la filosofía, compañera de Crates que, para serlo, debió romper con los suyos (era hermana de Metrocles, su discípulo, por quien lo conoció, y perteneciente a una rica familia de Maronea), compartió con la Escuela peculiares costumbres y formas de vida y, sobre todo, los grandes principios de su ética del despojo y de la desnudez. Según cuenta Diógenes Laercio (Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres, VI, 98), cuando Teodoro el Ateo, que se reía de ella durante un banquete en casa de Lisímaco, le preguntó, jocosa y críticamente, respecto de su adhesión como mujer al grupo: “¿Eres la que dejó la tela y la lanzadera?”, Hiparquía, consciente de lo que podían representar su papel y sus actitudes revolucionarias, contestó con pregunta retórica: “¿Crees que he hecho mal en consagrar al estudio el tiempo que, por mi sexo, debería haber perdido como tejedora?” Gracias al lexicógrafo griego Suidas (s. X) sabemos que escribió al menos tres obras: Hipótesis filosóficas, Epiqueremas y, justamente, Cuestiones sobre Teodoro el Ateo, pero no se conserva ninguna de ellas.
Antístenes, el fundador, fue llamado “el verdadero perro”, porque daba sus lecciones fuera de la ciudad, cerca de los cementerios, en los cordones y en los márgenes, y también porque, como estos animales, disputaba y rapiñaba a los dioses su ración en el templo consagrado a Hércules, el Cinosargo (de kyon: perro y argos: blanco, brillante). Diógenes, quien habitaba en una vasta ánfora, imitaba a los canes más audaces y bravos, y predicaba vivir con su misma libertad y autonomía. Maltrataba a propios y extraños, injuriaba y agredía a todos los que no pensaban como él, que eran, casi, la unanimidad. Crates, que después de impactarse con cierta tragedia de Eurípides había renunciado públicamente en el teatro a la herencia de unos doscientos talentos de su padre Ascondas, llegó provisto sólo de un manto de tela y un zurrón a Atenas y vivió en sus murallas entre los excrementos. Desnudo en medio de las basuras, recogía cortezas, aceitunas podridas y espinas de pescado que poco guardarían. Era, en cambio, al revés de Diógenes, afectuoso con la gente. Alejandro Magno, algo menor que él y quien lo conoció de joven, algún día fue a verlo, pero Crates lo trató no mal sino como a todo el mundo. Esta parte de la descripción la dibuja con mano maestra Marcel Schwob, que le dedica una de sus exquisitas Vidas imaginarias. Dice Schwob que “carecía de opinión sobre los grandes. Le importaban tan poco como los dioses. Sólo los hombres le preocupaban, así como la manera de pasar la existencia con la mayor sencillez posible. Las censuras de Diógenes le hacían reír, igual que sus pretensiones de reformar las costumbres. Crates se consideraba muy por encima de tan vulgares desvelos”.
Con el tiempo, la palabra y por ende el concepto de cinismo fueron alterando, leve o más pesadamente, su sentido, hasta convertirse algunas veces en lo opuesto a aquello que eran en sus orígenes, sobre todo en materia de posesión de bienes y de economía. Hoy representan, aproximadamente, decir o hacer lo socialmente reprobable, mentir a cara de piedra y sin sentir vergüenza, consentir una realidad social muy despareja como si fuese natural, convalidar con total descaro el mundo de los poderosos por sobre el de los desposeídos cual un orden perfecto e inalterable, y los instrumentos para mantenerlo así adecuada e indefinidamente. []
La izquierda, me pareció en la vida, puede tener muchos defectos, ser dogmática, a veces autoritaria, escuchar poco, pero casi nunca es cínica, puesto que corresponde o se esfuerza por corresponder a “los que tienen hambre y sed de justicia”, y para ello la pide, la exige, sin perífrasis o, como quería nuestro Roberto Arlt, con la claridad y la contundencia de “un cross a la mandíbula”. La derecha, por el contrario, lo es siempre; diría: por genética, por naturaleza. Está absolutamente convencida de que el poder le pertenece, por derecho divino y luego terreno, y ha articulado las leyes y los tribunales de este mundo para defenderlo. Nadie como ella para justificar los medios, cualesquiera estos sean, por los fines. A veces, sus partidarios consienten en admitirse “pragmáticos”, y así consideran también el no distinguir moralmente unos de otros, medios de fines. A lo largo del tiempo han ido acumulando muestras singulares de cinismo, de Maquiavelo a Berlusconi (para no alejarnos de la Península ni del Mediterráneo), y en épocas actuales no faltan ejemplos. El último nombrado, se queja ahora porque después de su caída Italia entró, acusa, en una “deriva autoritaria”. Aquél, decía que en la lucha política “hay que vencer por la fuerza o por la astucia”. Imitadores locales de ambos han usado indistintamente de las dos, aunque por conocidas razones históricas ahora consagran a la segunda como su mayor virtud.
Titulares de una revista furiosamente opositora al gobierno nacional aseguran que “hasta en el PRO ven al ex Midachi como un efecto de la degradación de la política”. Y parecen coherentes, puesto que el voraz opinólogo Duran Barba afirma que ése es un partido situado a la izquierda del espectro. Quizá sea acertado, en un país en el que un gremio de trabajadores ferroviarios reclama ajuste de tarifas ferroviarias, muchos jefes sindicales admiten que ellos no paran contra los patrones sino contra el Estado, y los grandes diarios aplauden y difunden tantas anómalas rebeldías como si fueran de ellos... Sus lectores, entre los cuales deben contarse dirigentes históricos de la DAIA y de la AMIA, alguno bajo fundadas sospechas públicas de encubrimiento, han de haber sonreído al leer las indignadas declaraciones de uno de sus presidentes, rechazando la renuncia del canciller Timerman a esas instituciones comunitarias: “Jamás apoyaríamos y mezclaríamos intereses económicos de ninguna índole con los atentados”.
* Escritor, docente universitario.

martes, 5 de mayo de 2015

¡Mangoré: El apóstol de la guitarra! 5 de mayo 1885 / 5 de mayo de 2015


       San Pío Mangoré*

"Acaba de morir un santo",
dijo el cura que le dio 
la extremaunción y "no dejó bienes" ,
certificó un oficial de justicia
en el Acta de defunción. 
El Salvador, 7 de agosto de 1944.

Así como Dios pidió a Francisco, "el Pobre de Asís",que le reconstruyera su casa o aquella iglesia derruida,así también Ñamandú le hizo "Karaí" o su embajador, le dio una misión y le rebautizó Mangoré a Agustín Barrios,"el Apóstol de la guitarra",para levantar un día el monumento al ser guaraní,con una construcción hecha de materiales incorruptibles y de los elementos surgidos del "Ayvu rapyta",en "La catedral" del mundo donde se hará eterna su voz y resonará por siempre desde el corazón de la madera,la "raiz misma del sonido originario" de la Creación, arrullada por la música de "Las abejas" en enjambre y en fuga de la boca de una guitarra embrujada y entre los dedos mágicos del Payé Guasu Mangoré,"El inalcanzable" y " el Apóstol de la guitarra".

*Versos inéditos de "Poemas de hoy en día", de Gilberto Ramírez Santacruz, poeta paraguayo.


        Mi Guitarra

Hay un hondo misterio en tu sonoro
y ardiente corazón, guitarra mía,
gozas pensando y hay en tu alegría
transportes de pasión, gotas de lloro.


Te dio su corazón el dulce moro,
el ibero te dio, su alma bravía
y la América virgen, se diría,
puso en ti, de su amor, todo el tesoro

Por eso en tu cordaje soberano,
que vibra con acento casi humano
es a veces, tu voz como un lamento.




Como queja de tu alma solitaria
en cuya triste y mística plegaria
florece sin cesar el sentimiento.

                                            Agustín Mangoré Barrios

                                                BOHEMIO 

! Cuán raudo es mi girar! Yo soy veleta
Que moviéndose a impulsos del destino
Va danzando en loco torbellino
Hacia los cuatro vientos del planeta.
Llevo en mí el plasma de una vida inquieta
Y en mi vagar incierto, peregrino,
El Arte va alumbrando mi camino
Cual si fuera un fantástico cometa.
Yo soy hermano en gloria y en dolores
De aquellos medievales trovadores
Que sufrieron romántica locura.
Como ellos, también, cuando haya muerto,
¡Dios solo sabe en qué lejano puerto
Iré a encontrar mi tosca sepultura!

                        Agustín Mangoré Barrios, año 1922.


ABC, ASUNCION, PARAGUAY, 05 DE MAYO DE 2015 07:00


Mangoré: héroe y mito

Por Jorge Coronel
A 130 años de su nacimiento, el eminente guitarrista clásico y compositor sigue dejando sus huellas en la música universal. Destacadas figuras recuerdan su legado.

Hoy el maestro Agustín Pío Barrios cumpliría 130 años. Nacido en San Juan Bautista, Misiones, el pequeño Agustín fue considerado "niño prodigio", por sus virtudes para la música. Tal es así, que -a sus 13 años- su maestro (el argentino Gustavo Sosa Escalada) descubrió que su alumno sería un genio musical.

Tiempo después, incursionó en áreas como el periodismo, la poesía, el dibujo, las matemáticas, la filosofía y la literatura, hasta consagrarse mundialmente como el más representativo compositor para guitarra del siglo XX del continente.

Con más de 300 obras compuestas para guitarra -con géneros como preludios, valses, mazurcas, tarantelas y hasta piezas onomatopéyicas- Barrios dejó para posteridad obras como La Catedral (1921), Preludio en Sol Menor (1921), Danza paraguaya (1924), Choro de saudade (1929), Julia Florida (1938) y Una limosna por amor a Dios (1944). 

Los roces con el gobierno local hicieron que Barriosabandonara el país, para radicarse definitivamente en El Salvador, país en el que murió a sus 59 años, el 7 de agosto de 1944. Hoy, el artista sobrevive en el emocionado recuerdo de la eternidad. 

A continuación, los guitarristas y compositores Felipe Sosa, Berta Rojas, Luz María Bobadillay Rolando Chaparro rinden tributo al "mago de la guitarra". 


"DEJÓ SUS HUELLAS"
Por Felipe Sosa 

Mangoré significa toda una proyección guitarrística para toda América, siendo él uno de los primeros intérpretes de América Latina y, por ende, del Paraguay, que ha enfrentado la vida con su guitarra y sus maravillosas obras que, hoy por hoy, se ejecutan en todo el mundo. 

En mi concepto, Agustín Barrios es el intérprete y compositor que ha entregado su vida afrontando con un arte, que en aquellos tiempos era aún muy poco conocido, tanto en América del Sur como en América del Norte y América Central, camino en el cual dejó sus huellas y, por ende, difundió una nueva técnica con muchas innovaciones para aquella época. 

Es difícil elegir dentro de las cuantiosas obras que he ejecutado y estoy ejecutando en mi carrera como concertista, por lo que cada obra de Barrios tiene una belleza inconmensurable y un estilo clásico y romántico que cautiva, no solo a los intérpretes, sino también al público en general. Es imposible calificar y cuantificar el valor emocional y el valor artístico de sus obras, porque entiendo que cada una de ellas es producto de una vida llena de peregrinaje, afrontando con su mágica guitarra y la belleza de cada una de sus obras que deja al Paraguay y al mundo como un testimonio de su tremenda vocación y disciplina. 

Barrios siempre amó a su Patria. Al contrario de algunas corrientes que dicen que se fue del Paraguay enojado, decepcionado por algunos incidentes que tuvo dentro del contexto cultural, en aquella época de nuestro país. Pero no es así, tengo la experiencia, por donde también he viajado -allá, por el año 1970- de gente que lo recordaba como un maravilloso artista y una persona muy bondadosa.

Me considero "péndulo" de Barrios: es decir, lo sigo, copio la corriente de la guitarra de Barrios. Con el maestro Cayo Sila Godoy y yo aprendieron los guitarristas actuales y se formó la tercera y cuarta generación.

Durante mis giras siempre he tocado las obras de Barrios, incluso en el año 1965, a los 19 años, grabé el primer disco catálogo del mundo en homenaje a Agustín Barrios, en el sello RCA Víctor del Brasil. Diez años después, lo grabaron figuras como John Williams, universalizándolo aún más.

Cuando tuve una audición en la radio y televisión francesa, ¡llamaron por teléfono a preguntar si yo también tenía una cinta y una pluma en la cabeza! Entonces, el que dirigía el programa dijo: no, el señor Sosa está muy elegante, con un traje bien etiquetado. ¡Llaman y preguntan si estaba también como indígena! Barrios es único, yo no podría hacer eso. Todo lo que hizo es producto de su peregrinar en el arte.

"ORGULLO PARAGUAYO EN EL MUNDO"
 Por Berta Rojas

Mangoré es una enorme fuente de inspiración y de genuino orgullo como paraguaya y como latinoamericana. Su música, de un romanticismo tardío, fue concebida explorando su virtuosismo en el manejo del instrumento. Combina magistralmente elementos de la música clásica y la música popular. Barrios expande el alcance del repertorio y lo acerca al gran público.

De las obras de Barrios, es La catedral la más difundida y amada en el mundo. No hay país donde no pidan esta obra, y hasta los guitarristas de rock la tocan. Otra obra que adquirió un vuelo impresionante ha sido Un sueño en la floresta, un tremolo que explora todo el rango sonoro del instrumento. De su amplio repertorio elijo esas dos, aunque es difícil elegir, hay poesía en toda su obra...

Entre mis anécdotas, siempre recuerdo aquel chico que, al finalizar un concierto en Washington DC, viene a saludarme y me pide mi guitarra para dedicarme una música. Tocó para mí El último canto. Lo había aprendido en Vietnam. En ese sencillo acto de regalarme esa música del gran Mangoré aprendida en un lugar tan lejano física y culturalmente, quedó claro para mí cuan universal es la obra de este paraguayo cuya música me fascinó desde siempre.

Hacer la gira "Tras las huellas de Mangoré" fue redescubrir a Barrios en las Américas, sentir su fuerte presencia en tantos países y darme cuenta de que Mangoré no solo recorrió las Américas, sino que dejó huellas profundas. Cuando una persona del público en Trinidad y Tobago me regala un programa original de la visita de Barrios a ese país en 1935, me di cuenta de que Barrios tocó profundamente las almas de ese público y de tantos otros que tuvieron la dicha de escucharle en vivo. Uno no guarda un programa toda una vida si esa música no le hubiera tocado el alma. Eso fue Barrios, un mago de la guitarra, un pionero de este instrumento, orgullo paraguayo en el mundo. 

"UN ANTES Y UN DESPUÉS"
 Por Luz María Bobadilla

Mangoré marcó un antes y un después con respecto al valor que podría tener el interprete de la guitarra, en primer lugar. En su época, incluso, el que se le haya negado tocar en el Teatro Municipal y todo eso, podría ser porque la guitarra era no era considerado un instrumento de salón, como el piano o el violín. Era como que no tenía "prestigio" para el Teatro Municipal. Y, con él, se jerarquiza al intérprete y el repertorio de la guitarra fue con los años. Yo creo que eso es un aporte muy importante para el guitarrista, sin contar con los aportes técnicos que hizo: el manejo de las voces en Un sueño de la floresta y El último canto; el manejo de los bajos como melodía en Julia Florida, por ejemplo.

La música de Barrios llega a mi vida a través del maestro Sila Godoy y de Felipe Sosa. Yo creo que todos los guitarristas que surgieron después les debemos a ellos, tanto en el campo de la investigación, como en el campo docente. Nos fuimos transmitiendo, en mi caso, también como docente, a varias generaciones de guitarristas. Por lo menos, dos generaciones, a los cuales les transmití todo lo que había aprendido de mi maestro y de mi propia experiencia, porque la ruta de Mangoré la hice por completo. Fui una de las primeras paraguayas que lo hizo completo, incluyendo Cuba, porque no habían llegado otros.

Mangoré es una carta de presentación. Yo creo que es muy importante, como paraguaya. De hecho, este martes doy un concierto en uno de los auditorios más importantes de España (el Auditorio Nacional de Madrid, desde las 19:30), junto a un guitarrista español muy renombrado, José Luis Martínez. El concierto será en homenaje a las fiestas del 14 de mayo, pero también cae justo en la fecha de nacimiento de Agustín Barrios. También recordamos que en el '35 Barrios había estado por España; estamos haciendo una analogía del paso de Barrios por España.

Hay varias obras que destacaría. Entre ellas, la Danza paraguaya: es una de las carteas de presentación de los guitarristas paraguayos, en general, porque le sabemos dar el ritmo sincopado y polirrítmico que tiene la polca. Pero elegiría La catedral, porque es donde Barrios empieza a componer una obra más externa, y la hace en tres movimientos. Es la única obra que tiene tres movimientos. Otros guitarristas de su época empezaron a componer sonatas, y él todavía componía obras de una sola parte. Con eso como que él también va a la vanguardia, haciendo una obra de tres partes, que exige tanto la parte expresiva como el virtuosismo.

Entre las anécdotas que guardo, rescato una en especial: cuando estaba en El Salvador, me obsequiaron una copia de la guitarra, que decían que le regalo la reina de España cuando tocó en Madrid, hecha con maderas de El Savaldor. Estuve varias veces en El Salvador, y tuve el honor de llevar la placa, la primera placa paraguaya que se puso en la tumba de Agustín Barrios en 2005.

En Cuba, me dieron la única copia que se tenía del programa que hizo Agustín Barrios, en ese país. Esa la había dado al maestro Sila Godoy.

Es importante que se recuerde a Mangoré, pero ojalá que no sea solamente en la fecha de su natalicio o de su muerte, sino constantemente, para ayudar a las generaciones a que les sea más fácil el camino del guitarrista, que los jóvenes puedan tener guitarras buenas, tener acceso a los materiales de Barrios, a las partituras originales. Eso es muy importante.

"INSPIRÓ A MÚSICOS DEL JAZZ Y ROCK" 
Por Rolando Chaparro

Mangoré, en mi historia, es un capítulo muy importante. Es un momento de descubrimiento de una música, de alguna manera superior, en cuanto a conceptos y virtuosismo. Marcó una etapa de descubrimiento, de experimentación, porque en el disco Bohemio yo hice unas versiones de las obras del gran Mangoré, dedicadas también a un estilo más bien propio, desde rock, que es de donde yo vengo, además del folclore y del 6x8 fusión. Para mí, eso significó una etapa de experimentación. ¡Aprendí muchísimo con las obras de Mangoré!

Para la música universal, es uno de los grandes exponentes de la guitarra clásica a nivel universal, referente de músicos, no solamente del área clásica o erudita, sino también en otras disciplinas como el jazz, el rock, entre otros estilos.

Mangoré tiene distintas obras que te hacen de alguna manera sentir emociones distintas. Obviamente, entre las más destacadas están Las abejas, La catedral... pero también hay obras como Julia Florida o el Preludio en Do Menor... como el Vals Nº 3, obras que -a lo mejor- por ahí no son tan virtuosas, pero que tienen una profundidad enorme, y se nota que cuando él las compuso, tenía esos sentimientos profundos acerca de la búsqueda de la música.

Con mi álbum Bohemio hemos hecho una gira, hemos tocado bastante. Cuando empezamos recién a tocar, nos miraban como bichos raros, sobre todo la gente más clásica, más acostumbrada a tocar las obras de Mangoré (de manera clásica). Pero una anécdota importante tiene que ver cuando un día abrí mi mail y recibí un correo de Steve Hackett, exguitarrista deGénesis, alabando el disco, sobre todo la versión de La catedral.

Ahora estoy trabajando en un nuevo disco tributo a Mangoré, mientras termino de grabar el proyecto de Países guay (N. de R.: una obra que fusiona periodos históricos y culturales de los países de Uruguay y Paraguay). Al terminar eso, quiero dedicarme al disco que empezamos hace ya hace años atrás, pero que estaba demorándose un poco. En principio, porque surgió la historia de la polémica en cuanto a los derechos de autor. Lo habíamos dejado en stand by, pero seguiremos.