Crónica de un votante del exterior*
UN PASO HACIA LA REPARACIÓN HISTÓRICA:
EL VOTO DE LOS PARAGUAYOS EN EL EXTERIOR

Si bien muchos podrían objetar la mezquindad política con que se realizó el empadronamiento de los compatriotas residentes en el exterior, incluso apuntar que la responsabilidad recae en forma inequívoca sobre los partidos mayoritarios para lograr a duras penas los 16 mil habilitados para la urna, la primera votación de los paraguayos “de afuera”, según la denominación más piadosa en la época de la transición democrática, y “los apátridas o malos paraguayos” que abandonaron a su suerte la patria, según acuñaron los personeros de la feroz dictadura de Stroessner por más de tres décadas, conlleva una simbología irrefutable que, sin duda, se transformará en cifra numérica e ideológica en las elecciones del 2018.
Que quede claro de una buena vez, de los 600 mil posibles paraguayos en condiciones de votar solamente en la República Argentina, se habían empadronados 16 mil al enviarse de Paraguay a un irrisorio número de empadronadores con la excusa de falta de presupuestos financieros, hecho lamentable denunciado oportunamente por las instituciones de la colectividad, pero en las últimas elecciones pasó exactamente lo mismo, la Junta Electoral había mandado escasas mesas de votación, a sabiendas de que no más de 200 sufragantes por mesa podrían cumplimentar su voto dentro del horario electoral y no 400 como establecieron ellos, para llamar luego a engaños todas las crónicas periodísticas que consignaban que habían votado apenas el 40% de los habilitados sin especificar la causa, que a pesar del nuevo tropiezo burocrático que impusieron los herederos de la creencia autoritaria contra los que “ya se fueron”, con la vana idea de no permitir cristalizar el largamente anhelado sueño de los paraguayos de votar por derecho propio, y no por dádiva de los demócratas de pacotilla, como cualquier ciudadano del mundo.
En 2013 se dio el primer paso, en 2018 se tendrán que normalizar todos
los impedimentos sin excusa alguna o las elecciones en el Paraguay ya no podrán
ser legales, constitucionalmente hablando, porque si persistieran las artimañas
para obstaculizar el derecho y el hecho de votar para cerca de un millón de
paraguayos que residen en el extranjero y con respaldo del artículo 120 de nuestra
Constitución Nacional, gracias al referéndum del 2011, podrán impugnar
cualquier resultado electoral que no los hayan tenido en cuenta. Más allá del
presidente electo, a quien le deseamos como buenos paraguayos los mejores
augurios para su gestión, y más acá de los perdedores, redoblaremos nuestro
compromiso democrático con el Paraguay y nuestra solidaridad militante con
nuestro sufrido y heroico pueblo que escribiera con su coraje las mejores
páginas de la historia universal.
Gilberto Ramírez Santacruz
*Publicado en el diario Crónica de Buenos Aires, 5 de mayo de 2013.-
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