jueves, 1 de febrero de 2018

La caña dulce hoy se volvió amarga...!

QUERIDO RAMIRO, CON TU PARTIDA LA "CAÑA AMARGA" 
HOY SABE MÁS AMARGA QUE NUNCA

Caña amarga*

Lluvia.
Como un arcángel enfermo por el tejado.
Tiempo para dormir la sangre.
Entre las manos
la cantarilla agreste con jugo de los
primeros años.
El Arca de Noé sobre un tropel de nubes
saca a lustrar su viejo casco engallado.
Hoy quiero volver a poner la camisa
que me cosió mi madre al revés mientras
estaba soñando.
De Pisadera los carros suben
con rejones de llanto.
Los cañeros de Sulimán
pican con el rejón emplumado.
Lluvia de noche y de día
-muerte por la nariz y los costados-.
Colgajo de poncho podrido
por salamancas de barro.
En Espinillo, quedó un puntero
desnucado.
Por el bañado de Carovení
se rompió el eje de mi carro.
En la fábrica
entro con el turno de las cuatro.
-Tu cañadulce no pesa
una tonelada.
Con los descuentos,
ésta es tu paga.
-Señor, de aquí a dos leguas
tengo que sacar mi boyada.
No queda pasto en casa
y en el camino los pies se me agusanan.
-Eso no es nada; cuando seas hombre,
tendrás una culebra en el pecho
y lombrices en el alma.
-Pero
y si tengo frío...
-Te cubres de barro la espalda.
-Pero
y si tengo hambre...
-Duerme,
que aquí se aguanta.
-Pero
y si me duele todo...
-Escucha al rejón cómo canta.
Lluvia.
Lluvia mansa.
Alivio para el que descansa.
Para el que siembra, bonanza.
Para el cañero
cruz de vidrio sobre el pértigo
de su desesperanza.
Cierra.
Mátame esa ventana.
Esta noche no podré dormir
con esos carros que pasan.
Oye:
No tienen luz, y andan.
Mira:
No tienen fuego, y cantan.

*Poema perteneciente al libro "Zumos" de Ramiro Domínguez.

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