Paraguay al óleo en llamas*
Nuestra patria y su pueblo
sonríen con naturalidad en los niños,
sueñan con cierta lógica en los locos,
esperan con heroicidad en las mujeres
y combaten con mística en los hombres.
sonríen con naturalidad en los niños,
sueñan con cierta lógica en los locos,
esperan con heroicidad en las mujeres
y combaten con mística en los hombres.
Nuestra patria y su historia
recién comienza a escribirse,
recién estamos en las primeras páginas,
recién retoñaron sus miles de caídos
y recién están resucitando sus héroes.
recién comienza a escribirse,
recién estamos en las primeras páginas,
recién retoñaron sus miles de caídos
y recién están resucitando sus héroes.
Nuestra patria y su cultura
se moldean en las manos del embarrado alfarero,
se entretejen en los pespuntes de las artesanas,
se arpegian vivaces en la guitarra de los musiqueros
y perviven esperanzadas en la cruel agonía indígena.
se moldean en las manos del embarrado alfarero,
se entretejen en los pespuntes de las artesanas,
se arpegian vivaces en la guitarra de los musiqueros
y perviven esperanzadas en la cruel agonía indígena.
Nuestra patria y su arte
avanzan vestidos de metáforas claras,
caminan en clave de sol por pentagramas simples,
vuelan sugerentes por trazos seguros
y dejan caer en paracaídas a sus pasajeros:
Teio desde Itauguá cayó en Buenos Aires
-con su popular casaca de Cerro Porteño-
y eligió un balcón para vivir su exilio
y se hizo santo para bendecir a la gente;
Felipe bajó con su maleta y carretilla,
cargadas de cueros, yuyos y bodoques;
y cayó una carreta con mita'í esperanzados
y una mesa sin pan que denuncia la injusticia
y un cacique mártir que resurge campesino
y un pintoresco y trajeado novio pynandí
y todo nuestro pueblo con sus rostros y colores
y todo el Paraguay al óleo y llameante.
avanzan vestidos de metáforas claras,
caminan en clave de sol por pentagramas simples,
vuelan sugerentes por trazos seguros
y dejan caer en paracaídas a sus pasajeros:
Teio desde Itauguá cayó en Buenos Aires
-con su popular casaca de Cerro Porteño-
y eligió un balcón para vivir su exilio
y se hizo santo para bendecir a la gente;
Felipe bajó con su maleta y carretilla,
cargadas de cueros, yuyos y bodoques;
y cayó una carreta con mita'í esperanzados
y una mesa sin pan que denuncia la injusticia
y un cacique mártir que resurge campesino
y un pintoresco y trajeado novio pynandí
y todo nuestro pueblo con sus rostros y colores
y todo el Paraguay al óleo y llameante.
*Versos extraídos del libro Poemas y canciones de amor y libertad(1993) de G.R.S.
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