un díptico para jacobo rauskin*
I
cartera de mujer
no importa si durmió el cocodrilo
o el flojo toro se dejó despellejar
pero que la mujer lleva guardado
un mundo desconocido en su cartera
es una realidad insoslayable
allí guarda sus lágrimas y maquillajes
colecciona allí los colores de su sonrisa
allí esperan los lápices de borrar muecas
a veces se desborda de desengaños
otras afloran en ella las primaveras gozadas
aunque nadie sabe que en la cartera de una mujer
nunca falta una llave para la puerta de lo imposible
como tampoco el coraje de una heroína encubierta
ni un pequeño frasco de plata lleno de amor y ternura
y otro dorado por la duda repleto de odio y veneno
II
zapatos de hombre
las lastimaduras del camino le fabricaron los zapatos
pero el hombre descalzo siempre será más sabio
que el caminante calzado que disfruta pero no aprende
la lección que deja las lastimaduras de andar los caminos
un hombre que sólo cabe en sus zapatos
no descubrirá nunca el misterio de una cartera de la dama
conocerá todo de afuera y sus manos ignorarán siempre
el corazón de las nimiedades y la piel del universo
que esconden su secreto en las rítmicas piernas de una mujer
en el principio el hombre era sólo un árbol sensible
pero luego fue arrancado de cuajo por una tormenta
desde entonces es arrastrado a la deriva por los vientos
y sus pies recuerdan la perdida raíz y no paran de andar
y caminan desarraigados en busca de su eslabón con la tierra
gilberto ramírez santacruz
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