el bastón del ciego*
a j. l. borges
| aún me suena tu voz contestando el teléfono | |||
| y retumba también el golpeteo de tu bastón | |||
| marcando las sílabas a los versos en guaraní | |||
| que me hacías recitar escolarmente | |||
| como una condición sine qua non | |||
| para la entrevista o el reportaje encargado | |||
| y tu descendencia de sanabria y trejo | |||
| y de una dulce india y martínez de irala |
| aún me golpea tu cansina voz entrecortada | |||
| y tu casa en la calle maipú de barrio norte | |||
| y tus ojos ligeros buscando algo en el infinito | |||
| y tus oídos sabios encontrando todo a su alrededor | |||
| y parecías con tu traje un desvaído gentleman | |||
| pero venerable anciano como el oráculo tiresias | |||
| con la lengua precisa y sangrienta de asterión | |||
| refugiado en su laberinto con su musa predilecta |
| (borges decía que el universo es producto de un sueño | |||
| y que todos somos eslabones de una cadena de sueños | |||
| y si morimos es porque han dejado de soñarnos | |||
| borges decía también que la soledad es irremediable | |||
| cada hombre es apenas un punto en el gran círculo | |||
| todos conformamos la redondez de la figura | |||
| dios viene a ser la línea imaginaria que une a los puntos) |
| aún se esparce en mi memoria lo que me decías | |||
| al escuchar la sonoridad del guaraní | |||
| que nada tenía que ver con la música de hölderlin | |||
| que de ninguna manera parecía la melodía de novalis | |||
| ni con los versos líricos soñados por coleridge | |||
| ni el ruiseñor celestial e imperecedero de keats | |||
| pero sí trasuntaba el movimiento terráqueo de galileo | |||
| sí el concierto de la gran armonía de newton | |||
| y por qué no el eco remoto del cataclismo universal www.cervantesvirtual.com (descalzo sobre el asfalto y otros poemas, de gilberto ramírez santacruz) | |||

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