El primer cronista
luce victorioso su presa obtenida para el día;
la noticia produce gran jolgorio en los tribales
y convocan al festín con el turú o cuerno sonoro.
Otro prende fuego haciendo chispear las piedras,
se forma una ronda alrededor de la fogata,
el hombre dolorido se pone de pie y narra su hazaña,
cuenta lo ocurrido con pocas palabras y muchos gestos.
La jornada cambia de signo con la ración del día ganada,
la comida une a los miembros y los dispersa el hambre;
con la saciedad merma la agresión y crece el habla,
se hizo hábito en el cazador ufanarse de su hazaña.
Sin saber el cazador se convierte en un cronista
e inaugura el primer noticiero de su comunidad.
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