“El grito republicano en la
Hispanoamérica del Siglo XVIII.
Antequera y la metáfora del memorial por
Gilberto Ramírez Santacruz”
Por
Roxana Gardes de Fernández*
El grito de
Antequera -2014- es una extensa relación presentada por un
figurado relator actual como la transcripción del Memorial de Antonio López
Carvallo, ex secretario auxiliar del Cabildo de Asunción y privado del Dr. José
de Antequera y Castro. El texto conserva la forma, el capitulado y el contenido
ideológico explanado en citas y en la transcripción de documentos del Siglo
XVIII.
El
acontecimiento histórico
La revolución de los comuneros en Asunción- 1717-1735-
logró que una Asamblea popular designara una junta gubernativa y en 1730 el
primer presidente en Hispanoamérica,
acontecimientos que exponen profundas reflexiones acerca de la
legitimidad del poder del Rey y el ideal de libertad de los pueblos. “Los hombres
no nacen esclavos, sino libres (…) El príncipe no puede instituir leyes que no
miren al bien común (…)” (Fray Francisco de Vitoria); el
pacto social es el origen del poder, ningún Rey tiene potestad recibida de
Dios. “El pueblo ha transferido la potestad en el príncipe bajo la obligación y
peso de mirar por la República y administrar justicia (Francisco Suárez).[i] En
la organización gubernamental (institucional) del Río de La Plata la Real
Cédula del 12 de setiembre de 1537 es el documento clave. Esta Cédula otorga el
derecho de designar gobernante en la emergencia de muerte o ausencia del
gobernador. En la interpretación del prescripto real el pueblo de Asunción se
arrogó el derecho de deponerlos. Sobre esa base designan gobernador a Domingo
Martínez de Irala, en 1541 transforman la fortaleza-Casa Fuerte- de Asunción en
ciudad con un orden civil no admitido por las Capitulaciones en el Río de la
Plata, y deponen al Segundo Adelantado Álvar Núñez Cabeza de Vaca. En torno a
Martínez de Irala se instituye una organiza-ción propia, un cuerpo político
integrado por los mancebos de la tierra
que actúa en defensa de las libertades del común. Ese cuerpo deliberativo de
“comuneros” aceptaba o no a los gobernadores designados por el Virrey de Lima.
El texto de Ramírez Santacruz asedia un
acontecimiento de principios del Siglo XVIII, cuando frente al rechazo del
gobernador Reyes Balmaceda la Audiencia
de Charcas envía como juez pesquisidor al prestigioso abogado panameño y
legislador notable: el Dr.José de
Antequera y Castro. Antequera llegó a Asunción en 1721. Comprendió y apoyó la
causa comunera. Pero el Virrey del Perú condenó su actuar. No obstante el común
con el ideario de Antequera sostenido por la oratoria de Fernando de Mompox impuso
un gobierno propio en 1724, y años después- en1730- en tumultuosa Asamblea se
constituyó una Junta gubernativa y se designó al Alcalde de primer voto José
Luis Barreiro como primer Presidente. Este sistema se mantiene en la
inestabilidad de enfrentamientos constantes hasta que el Gobernador de Buenos
Aires Bruno de Zabala venció a los comuneros en Tabapy el 14 de marzo de 1735.
Asunción fue sometida a una durísima ley del vencedor: destierros, condenas a
muerte, ahorcamientos en público.
El texto del “Memorial” es presentado como la relación de este acontecimiento
histórico por un testigo-cronista. La intención marcadamente referencial y la
función de testimonio lo hacen corresponder a modelos conceptuales de la
historiografía. Pero este texto excede las reglas y restricciones que rigen los
tipos ideales o géneros.
Se
trata de una expresión
textual que excede las marcas convencionales de
las definiciones esencialistas de género. Un enfoque pragmático define a
los géneros como reglas o normas: modelos ideales –que conceptualizados- orientan la configuración del artefacto textual. En la recepción
–comprensión comunicativa- son un
conjunto de conocimientos asociados a un concepto, concepto que al leer se
despliega en inferencias articuladoras de los nodos semánticos y los aspectos
formales. El planteo teórico surge cuando el concepto que rotula el texto es tan extenso, tan
inclusivo de rasgos diversos que
desplaza el texto a los márgenes disciplinares.
Nuestro
estudio postula revisar la lógica de las
clasificaciones genéricas, asediando la dimensión épica de las crónicas. Las
convenciones marcadoras de clase [ii] focalizan
la expresión de una actitud, o la configuración de mundos, o las construcciones verbales y/o los
efectos previsibles en los lectores.
En el enfoque expresivo que analiza la relación
particular entre la página escrita y el modo en que el autor concibe la vida, distinguimos
el modo épico.. Un modo que expone un principio y la realización de ese
principio en la dialéctica “yo” /
“mundo” y desde su ethos o particular forma de
situarse en el mundo. La actitud ética, la visión del autor se expresa en una
presentación y se representa en un mundo.[iii]
En el enfoque mimético de los mundos según el cual
la literatura, que es un orden de palabras, imita el orden de una naturaleza
del arte regida por modelos de imaginación, señalamos que en esos mundos
siempre es posible diferenciar dianoia
y mito. Esto es: el ideario o eje de
pensamiento y el argumento que lo desarrolla en una secuencia de sucesos
hipotéticos. [iv]
Y si bien el elemento que predomina determina los centros de anclaje de modo
que las obras sobre mitos se centran en la ficción interna del protagonista y las obras temáticas subrayan la relación entre
el escritor y la sociedad estableciendo una especie de ficción externa al mito; la épica,
en su articulación, alterna en dialéctica
los dos aspectos porque las
figuras hipotéticas se esbozan como núcleos éticos. Y es que
su génesis desde una visión esperanzada proyecta un mundo altamente deseable. Entonces los objetos de imitación son hombres
superiores y los argumentos del modo épico
se categorizan como expresión de una alta
mimética.
Al focalizar la articulación verbal de la mímesis en
la ficción narrativa, el narrador se evidencia como una función central de la
narración. Y en la épica siempre se expone en una perspectiva dual. Hay informe
y auto-referencia, hay inventario y una visión ética. Si bien el narrador no
opina directamente y crea sujetos que
opinan, y si los “sucesos objetivos” se
producen en la mente de un personaje, siempre hay una perspectiva exterior a la
subjetividad de los personajes. El narrador narra a los personajes y cita lo
que piensan los personajes,[v] pero el nodo de la articulación épica es el
planteo de una presentación ideológica –un eje- que se proyecta a una
representación figural y escénica de los personajes, de la acción y del
contexto histórico.
Consideremos
la actitud, el mundo creado, la articulación verbal del artefacto.
preocupación social de base ética, desde un hipotexto que es el Memorial
comunero y el conjunto de documentos reunidos en el Tomo II, Gilberto
Ramírez Santacruz articula magistralmente un acontecimiento actualizando
testimonios pasados y presentes en un juego de voces y visiones en perspectiva.
El
mundo del texto: La dianoia el eje de pensamiento sobre
la legitimidad del poder y el derecho de la libertad da coherencia absoluta al
texto de complejísima estructura. El eje
temático se expone en la dedicatoria, que implica al lector en la valoración de
la libertad; en el “Pretexto” y en el “Colofón”
delineando el marco más amplio de la articulación. Ya en el “Pretexto” -
presentación de una actitud ética frente a la historia- el mundo representado
se delinea en una dialéctica: un juego en el plano semántico de dos ejes: 1) el de la lucha comunera como
pasión inquebrantable por la liberación y 2) el conflicto que en
las instituciones se da entre los
principios de origen y la tergiversación
posterior de esos mismos principios.
En el “Memorial” el drama humano se ubica con Antequera legista en Lima, oidor de la Audiencia de Charcas, pesquisidor en Asunción, Jefe de los comuneros paraguayos, prisionero en la cárcel del palacio de la Inquisición, y condenado al cadalso. Veamos su Informe sobre el Gobernador Reyes Balmaceda:
En el “Memorial” el drama humano se ubica con Antequera legista en Lima, oidor de la Audiencia de Charcas, pesquisidor en Asunción, Jefe de los comuneros paraguayos, prisionero en la cárcel del palacio de la Inquisición, y condenado al cadalso. Veamos su Informe sobre el Gobernador Reyes Balmaceda:
El primero capítulo: Porque faltando a la fidelidad
y religión del juramento, luego que entró a dicho gobierno, había movido guerra
contra los indios infieles de la nación payaguá, que estaban en paz y
avecindados (…) El tercero capítulo se redujo al de trato y contrato contra las
Leyes Reales, perjudicando gravísimamente al comercio de aquella provincia, (…)
El sexto capítulo fue tener cerrado el comercio de aquella Provincia con las
demás, sin permitir ni la correspondencia de cartas, teniendo puestos guardias
en todos los caminos, para que las que saliesen de aquella ciudad, las
registrase primero dicho gobernador, y las que entrasen, se las llevasen las
guardias a casa de dicho gobernador, en donde sólo repartía las cartas que le
parecía, a fin de impedir los recursos a los tribunales superiores (…) (Pp.107-
110)
El relato, por quien compartió el destino de
persecuciones e injusticias y fue testigo de su fortaleza, adquiere en algunos
fragmentos de esta transcripción por el relator actual, el tono exaltado y la
articulación retórica de la oratoria que a la manera de Cicerón y en la
necesidad de persuadir traslada los hechos a la historia universal.
Era Fernando de Mompox un brillante orador (…)
sostenía que ‘por derecho natural la potestad
soberana, cuyo origen viene de Dios, pertenece a la Comuni-dad’ (…) ‘todos los hombres son libres y naturalmente
iguales’ (…) ‘el reino no es del Rey;
sino de la comunidad y el mismo poder real es por derecho natural de la
comunidad y no del rey; y por tanto no puede la comunidad absolutamente abdicar
este poder’ (…) el ideal comunero
[de Antequera] conminaba a que, necesariamen-te entre el Gobernador surgido de
la potestad comunitaria, el Cabildo Abierto inte-grado por regidores electos
por la plebe y el Pueblo Común (…) forjarían el autén-tico gobierno del
Paraguay (…) (Pp.241-242)
Así hay amplificaciones en los dos planos, en el de
los acontecimientos y en el de los discursos.
En el plano de los acontecimientos el pensar de
Antequera, su grito y la posterior acción de Fernando de Mompox en Asunción se
proyecta a otras manifestaciones en América: “El Grito de la Vecindad de
Corrientes”, “El Grito de los vegueros de Cuba y de los barrios de Quito”, “El
Grito de los Tupac Amaru”, “El Grito de José Antonio Galán”, “El Grito de Tupac
Catari”, “El Grito de los Centauros del Tucumán”. Y si los nombres de gobernadores oidores y
virreyes, son hitos de la realidad histórica del Paraguay y de América y figuras
ficcionales representativas, la
articulación reenvía no sólo a crónicas o relatos sobre los acontecimientos,
sino también a la producción lite-raria: a Virgilio- Siglo-I /I, a Esquilo –IV, a Platón-V,
y hace retroceder el aconteci-miento al mito de Prometeo y a la dianoia
eje del mito: el hombre en sus limitaciones.
Entonces, del mito a los grandes ideólogos de la humanidad por un lado y
frente al propósito de la magna misión espiritual del hombre en su espacio; las
acciones de destrucción del hombre por el poder. Desde otro tiempo y otra
geografía Nicolás Maquiavelo y sus
consejos de crímenes y asesinatos dados al príncipe para retener el poder.
Sobre esta semántica profunda, el relato de acontecimientos actualiza las
acciones de la conquista: el encuentro de las razas y la reducción de culturas.
Los errores por una óptica limitada como la de José Cardiel en Breve relación de las misiones del Paraguay
y costumbres de los guaraníes o la del Padre José Eusebio Nïeremberg en el
libro: De la diferencia entre lo temporal
y lo eterno impreso en 1705 en la
Reducción de Santa María la mayor. Un accionar configurado también desde la
ironía de Voltaire en Cándido o por la descripción de Schiller en El gobierno jesuítico en Paraguay en ese
juego de universalización que (autentifica) legitima esta circunstancia
histórica. En contraste dialéctico: en la articulación discursiva de la
semántica, juegan, las páginas éticas: las proclamas de Fernando de Mompox, o la “Carta
de José de Antequera y Castro”
escrita desde la cárcel de Lima al obispo José de Palos, en 1727: ‘(…) sólo
quisiera poner en la gran consideración de V.S. Ilma., que mis operaciones,(…),
dimanaron de atender a la utilidad pública, y no a la particular mía, porque
aquélla es la suprema de las Leyes, como lo enseñan las de las 12 Tablas en el
Derecho: Utilitas publica suprema lex est (Beneficio público es la ley suprema)
(…)” (Pp.47-48).
La novedosa estructura –un juego de círculos o de
capas superpuestas- es además una
articulación en dialéctica por la confrontación de aspectos diversos. En
efecto, hay relatos de acontecimientos y relatos de discursos: se narran los
hechos y lo que se dijo sobre los hechos.
Se dispone entonces un juego de puntos de vista y multiplicidad de voces,
discursos sobre discursos en alternancia de niveles que instalan una parábola del memorial de base- hipotexto-
estructura profunda y motivación primera.
La articulación externa esboza los marcos del relato,
en un desplazamiento de lo externo a lo interno. Dentro de un primer marco, un
segundo marco discursivo rodea al relato
propiamente dicho: “El grito de Antequera”
o “Memorial de la causa
comunera”. El emisor López Carvallo,
secretario de Antequera y testigo de los hechos, expone:
1. La “Proclama de José de Antequera y Castro”, 2.
un “Epígrafe”- cita en latín de la Eneida
de Virgilio, 3. el “Exordio” y 4. otro
“Epígrafe” –una cita, también en latín de la Metamorfosis de Ovidio. El exordio presenta la temática del
memorial en una oposición dialéctica. Es la verdadera historia de la revolución
comunera frente a testimonios falsos. Hay
un trayecto de la idea a la imagen. El narrador se mueve hacia la historia como
un relator, o testigo-narrador o
protagonista-narrador. Y si sólo la visión panorámica del narrador omnisciente
puede cubrir la extensión de los acontecimientos que abarcan las crónicas, por
determinados procedimientos técnicos que
resaltan la índole de artefacto literario, el autor esboza figuras en una
representación de omnisciencia selectiva múltiple. Se dramatizan imágenes en reflejos. Pensamientos,
percepciones, sentimientos en el
interior de una conciencia, nodo de la articulación figural. El ojo que ve, el pensamiento, la idea
pertenecen a alguien en el libro; pero, de hecho, hay dos cerebros en la idea, detrás
del ojo y uno de ellos es el del autor que adopta y comparte la posición del
relator, el testigo, la figura del personaje histórico.
Entonces el discurso del Relator incluye la
representación del testigo, su discurso que refiere las acciones y argumenta lo
narrado con los discursos de la figura –personaje- histórico, sus proclamas, sus cartas, sus
arengas. Así, el pensamiento filosófico
- trasfondo del accionar- es reproducido por citas textuales y narrativizado,
transportado al marco de las figuras. La suma de voces adquiere dimensiones
diversas. Por un lado se distinguen las expresiones de Antequera con la marca precisa de la
cursiva, en estilo directo, configurando
al ideólogo en la dimensión de su lenguaje, y actualizando el contexto
de su lucha por las citas de cláusulas del Rey, de informes de los pesquisi-dores
o –en cita textual- el discurso de bienvenida pronunciado por Juan de Mena y
Velazco en Asunción para recibir a Antequera. Por otro lado se proyecta y
amplifica el ideal del común amalgamando
una suma de voces en una misma expresión. Por la indefinición de emisores
intercambiables en las expresiones del lenguaje se superponen el pensar de
Antequera, el pensar del testigo, su secretario y escriba en el contexto del
Siglo XVIII, el pensar de Mompox y el del Relator actual que transcribe. En esta omnisciencia selectiva múltiple el
discurso indirecto libre borra las marcas del emisor. Y al borrarse los límites
entre las fuentes de emisión, la
expresión es de Antequera transportada al marco de la historia, la expresión es
también del secretario escriba personaje histórico y figurado en este relato y es expresión del
Relator actual que transcribe. Son emisores de un mismo ideal humanista. El eje
de pensamiento atraviesa los marcos abarca hechos/acontecimientos, sumando
circunstancias espacios y tiempos. El Relator –Gilberto Ramírez Santacruz -
configura este universo interno, propio del texto, inscribiendo los motivos de la historia de
Paraguay en la historia del mundo:
DE VILLALAR
A TABAPY. Sin tapujos ni miramientos, entraron las fuerzas al Paraguay y
arrasaron con todo signo de vida que encontraron a su paso, (…) Sin embargo el
pueblo paraguayo nunca renunció a su destino (…) Como aquéllos héroes de
Castilla que murieron luchando y fusilados en Villalar, los comuneros
paraguayos tuvieron su fin provisorio en la Batalla de Tabapy (…) (P.329
El acontecimiento que se ubica en un tiempo puntual
y en un espacio se amplifica universal, absolutamente. El eje metadiscursivo
instalado en los epígrafes se cierra en un Colofón por emisores que se desplazan. “He escrito”
–dice el secretario de Antequera - entre los años 1726/1792 y en Asunción, Córdoba, Chuquisaca, Potosí, Lima; “he
escrito”, dice el figurado Relator
actual que situado en “el Caos de la
vida, y la accidentada existencia de Gea” (P. 586), en el “nepotismo enquistado” de nuestras democracias
se implica en la apropiación del ideal
arcádico de Virgilio, anticipado en los
epígrafes con citas de la Eneida
sobre el peregrinar de Eneas y sintetizado en la expresión de Títiro en la Égloga I “libertas quae sera tamen”. En esta épica novelada (novela épica,
según Carpentier) el efecto en el lector es la implicación en una exigencia de
desplazamiento hacia la dimensión épica. Y desde ese horizonte, en el tiempo
aion del ethos, en la apropiación de la metáfora
del grito- sentimiento de libertad hecho palabra- pueda instalarse en el símbolo* del nous arcádico: la organización armónica
de la vida en el suelo propio.
*Ponencia
pronunciada por la doctora Roxana Gardes de Fernández en el VIII Simposio Internacional de Narratología, llevado a cabo los
días 27, 28 y 29 de julio de 2016, en la sede de la Universidad El Salvador de Buenos Aires, Argentina.
[i]
Fray Francisco de Vitoria en sus Relecciones:
“cada uno de los hombres es solamente para Dios y para sí mismo. Los hombres no
nacen esclavos, sino libres (…) El príncipe no puede instituir leyes que no
miren al bien común (…)” (Relecciones
teológicas profesadas en Salamanca entre 1526 y 1541). El Padre Francisco Suárez propone la teoría del pacto
social como origen del poder. Ningún Rey tiene potestad recibida de Dios. “El
pueblo ha transferido la potestad en el príncipe bajo la obligación y peso de
mirar por la República y administrar justicia; y el príncipe ha aceptado así la
potestad como la condición. Si el rey cambiase en tiranía su potestad justa,
abusando de ella para el daño manifiesto de la ciudad, podría el pueblo usar su
potestad natural para defenderse, porque de ésta nunca se ha privado. La
República toda puede deponer al rey, (…) Porque si el rey tiene la potestad
recibida del pueblo, siempre depende de él; luego la potestad del pueblo es
superior.” Francisco Suárez: Tratado de
las leyes y de Dios legislador. Citados por Efraím Cardozo: El Paraguay colonial. Asunción. El
lector.1991.P.147.
[ii]
Emil Staiger: Grundbegriffe der Poetik.
Zurich.1963 (6°edición ampliada); Paul Hernadi: Teoría de los géneros literarios .Barcelona. Antoni Bosch
editor.1978; Northrop Frye: Anatomy of
Criticism.1957. Nueva York. Atenehum.1968; Paul van Tieghen: “La Question
des genres littéraires”. París. Helicon I. 1938; Pierre Kohler: “Contribution a
una philosophie des genres”. París. Helicon I. 1938; Walter Mignolo: “Géneros
literarios y tipología textual” en Teoría
del texto e interpretación de textos. México.UNAM.1986. Costanzo di
Girolamo: Teoría crítica de la literatura.
Barcelona. Crítica.1982.
[iii]
Ernest Bovet: Lyrisme, épopée,drame-1911;
Ernst Hirt: Das Formgesetz der epischen,
dramatischen und lyrischen Dichtung-1923.
[iv] Northrop Frye: Anatomy
of criticism- 1957. Utiliza el término género con dos
sentidos. 1. Convenciones sobre la estructura del argumento, 2.características
de la estructura verbal. Este autor diferencia el mito como argumento y la
dianoia como tema, como eje de pensamiento. Mientras mito determina el contorno temporal de una
obra como la secuencia de sucesos hipotéticos, la dianoia mantiene la obra
unida en una configuración de significado casi espacial, simultáneo. El mito
despliega la dianoia en argumento.
[v]
Wolf Dohrn considera que la percepción épica de un lector comprometido hace que
reaccione ante un objeto que tiene integrado al narrador. Paul van Tieghem
señala el papel del público y sus expectativas como que inciden al establecer
las convenciones. Pierre Kohler en “Contribution a una philosophie des genres”
(en Congreso de Lyon-1939 sobre Historia
de la literatura) señala que los
géneros son como contratos entre los productores y los consumidores de arte. El
escritor observa la disciplina de los géneros para transmitir. Norman Pearson
en Formas literarias y tipos-
1941-considera que los géneros son imperativos institucionales que fuerzan y
son forzados por el escritor.
BIBLIOGRAFIA:
RÁMÍREZ SANTACRUZ, Gilberto: El grito de Antequera. Memorial de la causa comunera. Asunción
randurá. 2014. T. I
RÁMÍREZ SANTACRUZ, Gilberto: El grito de Antequera. Documentos
históricos y literarios. Asunción. Arandurá. 2014. T. II
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Lector. 1991.
CARPENTIER, Alejo: Tientos y diferencias. Montevideo.
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DE GIROLAMO, Costanzo: Teoría crítica de la literatura.
Barcelona. Crítica. 1982. Cap. VIII “Los géneros del discurso”
HERNADÍ, Paul: Teoría de los géneros literarios.
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LAGMANOVICH, David: Estudiar literatura. San Miguel de
Tucumán. Universidad Nacional de Tucumán.1992.
SERRA,E.; TOMASSINI,G.;
COLOMBO,S.M.: Poética del cuento
hispanoamericano. Rosario. Universidad Nacional de Rosario. 1994.
SOLÍS LORRENTE, Ramón: Génesis de una novela histórica. Ceuta. Instituto General de
Enseñanza Media. 1964
SPANG, K.; ARELLANO, I.; MATA,
C.: La novela histórica. Teoría y comentario. Navarra. Ediciones
Universidad de Navarra.1998. 2° edición.
VERDUGO, Iber: El carácter de la literatura
hispanoamericana y la novelística de Miguel Ángel Asturias. Guatemala.
Universidad de San Carlos de Guatemala. 1984.
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