EL GRITO DE ANTEQUERA*
Por Luis María Martinez
¿Qué decir de lo que en la fecha nos
ofrece Gilberto Ramirez Santacruz, escritor de gran vitalidad en el lenguaje y
el pensamiento?
Que se halla en la recta de sus
realizaciones, al proveernos dos gruesos volúmenes de fundamental importancia.
Que legitiman su capacidad de intelectual como de recreador del prolongado
itinerario histórico de 18 años de la Revolución de los Comuneros, que reposó casi
siempre entre asombros y nebulosidades. Además,
como esclarecedor de estas jornadas revolucionarias desfiguradas con
falsas idealizaciones e inútiles verbalismos, que nada aportan a su importancia
y conocimiento verdaderos.
Reportemos que varios historiadores
habían coincidido en que los Jesuitas en el Paraguay se aprovecharon de la
tendencia natural de los indígenas guaraníes al comunismo, quienes potenciaron económicamente a las
Misiones que detentaban el monopolio de la producción y el monopolio comercial
en ámbito interno de la
Provincia , por lo que
entraron en contradicción con las clases en ascenso: los latifundistas y la
oligarquía comercial, que lograron
aliarse con los peones, campesinos y artesanos, tras un proyecto liberal, que
los liberarían de la asfixiante atmósfera colonial que predominaba. Proyecto
que pretendía aniquilar los monopolios mencionados, así como de posesionarse de
la fuerza de trabajo de los guaraníes,
en cantidad considerable para dicha época: más de cien mil.
En fin, la gesta comunera fue la
expresión de la embrionaria clase burguesa que se adelantaba en reclamar un
espacio de poder en la
Provincia del Paraguay; gesta, que por otra parte,
representaba una virtual sublevación contra el poder feudal español en pleno
siglo XVII. Fue sorprendente el movimiento comunero al proclamar la soberanía
del pueblo - la del Común - sobre la del Rey, adelantándose así en más de seis
décadas a los principios democráticos
fecundados por la
Revolución Norteamericana de 1776 y a los postulados
universalmente aceptados de
Igualdad, Fraternidad y Libertad en
1789, por la
Revolución Francesa.
El trabajo de Ramirez Santacruz es digno de admiración y elogio, al atreverse, él sólo, a sobrellevar el minucioso afán de su redacción, que en realidad hubiera correspondido a todo un equipo de investigadores. Y más aún: el compactar los tres movimientos revolucionarios de casi dos décadas en una sola obra, cosa que casi nunca se hizo, puesto que anteriormente cada gesta revolucionaria era conocida fragmentariamente, con lo que se accedía así a visiones parciales de su itinerario y a no muchos elementos de sus causas económicas. Y además habría que considerar que durante la larga dictadura que atrapó al Paraguay en el siglo pasado nada parecido se podía hacer, al estar el país asediado por el terror, que creó una verdadera crisis en los sentidos y crisis al placer de pensar y de investigar. Ni ocultaba a su vez la dictadura su detestable animadversión a todo pasado revolucionario y a sus protagonistas conocidos.
El trabajo de Ramirez Santacruz es digno de admiración y elogio, al atreverse, él sólo, a sobrellevar el minucioso afán de su redacción, que en realidad hubiera correspondido a todo un equipo de investigadores. Y más aún: el compactar los tres movimientos revolucionarios de casi dos décadas en una sola obra, cosa que casi nunca se hizo, puesto que anteriormente cada gesta revolucionaria era conocida fragmentariamente, con lo que se accedía así a visiones parciales de su itinerario y a no muchos elementos de sus causas económicas. Y además habría que considerar que durante la larga dictadura que atrapó al Paraguay en el siglo pasado nada parecido se podía hacer, al estar el país asediado por el terror, que creó una verdadera crisis en los sentidos y crisis al placer de pensar y de investigar. Ni ocultaba a su vez la dictadura su detestable animadversión a todo pasado revolucionario y a sus protagonistas conocidos.
Gilberto Ramírez Santacruz, este
inesperado historiador, con dos
volúmenes hizo algo diferente y valioso con su concepción curiosa y
progresista, y su obra, como bien lo expresara en algún lugar de sus
numerosos escritos Juan Carlos Mariátegui: "no diploma ni breveta con la
autoridad de academias y ateneos".
Finalmente, cabe manifestar que este voluminoso
compendio: "El Grito de Antequera" será una inevitable obra de
consulta, y lenta o precipitadamente se
ganará el difícil prestigio que se acuerda a toda obra clásica, sin necesidad de sanción alguna. Y su autor,
posiblemente, pasaría a la calidad de
inevitable heredero de la
Revolución de los Comuneros,
título que podría añadir a sus méritos intelectuales.
Asunción, 6 de junio de2014.
*Palabras pronunciadas por el poeta y ensayista paraguayo Luis María Martínez, en ocasión de presentar la obra de Gilberto Ramírez Santacruz, en la última 20.ª Libroferia de Asunción 2014.
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