domingo, 19 de octubre de 2025

LENGUA VIVA, CONGRESO DE LA LENGUA, AREQUIPA, PERU, ,2025.

 lengua viva / 1* 

la magia abre su abanico de maravillas

el amanecer dispara su luz en filamentos

la noche es una sábana que cubre al pudor

el poeta es instrumento de la palabra

como lo es el pájaro del trino

a menos que la poesía se vuelva cáscara

o envoltura de un falso corazón

a la hora de clavar su puñal al lucero

y abrir una ventana en su pecho

 

el mundo se convierte en pantano

la guitarra cierra su desolada boca

los cuervos se hamacan en el arco iris

cuando la tristeza rige el universo

y el pavor remueve el tembladeral

cuando la poesía se derrama en el vacío

y el poeta muere infectado por la sintaxis

o cae acribillado por los preceptos

en el instante de pintar el horizonte  

 

la escritura no debe romper el cuello del cisne

pero tampoco respetar hasta la sumisión

porque el arte abreva en la fuente del dolor

porque la herida que no sangra es inútil

y la poesía que no hiere ni cura ni sirve 

 

lengua viva / 2

 

todo lo veo con tus ojos de cielo

celeste el día y la noche azulada

de todo me pasa en tu mirada

cuando un llanto en ella presiento

 

todo lo contemplo con tus ojos de mar

el sol y la montaña a lo lejos

mi alegría en ellos tiene sus espejos

y mis sueños sus alas para volar

 

pero nada quiero ver sin tus ojos

porque en todo cambia y muere el color

y sin ellos los días son despojos

 

como una ventana de vidrios rotos

como un niño perdido en el mundo

si alejaran de mi vida tus ojos 

 

lengua viva / 3

 

no sé si me hice experto  

en llamar a todas las cosas por su nombre

en nominar a todos los matices de un color

en apodar familiarmente a cada estrella

en saber que la brisa es aliento del horizonte

en comprobar que nace torbellino la tormenta

en distinguir al otoño de la decadencia

y en encontrar el punto justo al equilibrio

 

creo que me hice diestro

en nombrar a todo lo existente e inexistente

en hallar los mejores nombres para los hijos

en establecer el ángulo máximo del arco iris

en denominar poesía al placer de lo inexplicable

en separar para siempre la duda de la angustia

en enterrar el pasado poniendo cruz sobre cada recuerdo

y en numerar sílaba a sílaba mis sonetos

 

siempre hallé un nombre feliz para todas las cosas

para cada poema y para cada uno de los libros

para cada juguete y los perros de mi infancia

para cada sueño  y proyectos no realizados

para cada uno de los amigos y enemigos

para cada derrota e infinidad de tropiezos

pero nunca me ocurrió lo de ésta noche:

no encontrar un nombre para tu ausencia  

 

lengua viva / 4

 

hasta cuándo podré callar este silencio tuyo

si cada noche estallan en mi pecho uno a uno  tus recuerdos

 

cómo puedo desandar tu largo viaje

si cada día mi corazón se pierde en mil caminos

 

para qué buscar explicaciones a lo irreparable

si cada palabra que te nombra se vuelve entelequia

 

hasta cuándo mi pluma seguirá cautiva

si apenas escribo apareces clandestina en mis poemas 

 

lengua viva / 5

 

me valgo de la palabra para seguir respirando

tejiendo imágenes espontáneas y frágiles

como de hojas de otoño o humo de cigarros

pero con suficiente solidez para sentirse poema

 

tomo un adverbio y froto el rostro al silencio

me apoyo en un verbo y declino su significado

igual que el ciego que usa su bastón como espada

y se abre senda en el laberinto imaginario

 

golpeo al sustantivo para tratar de conmoverlo

redujo al mínimo la implicancia del adjetivo

voy armando puentes de diptongos y subordinantes

y me cae el rocío como lluvia de acentos y diéresis

 

rompo mi paréntesis y saco a pasear el talento

como un atigrado perro de dudosa procedencia

pisando gastados mosaicos de antigua escritura

y saltando preposiciones como veredas rotas

 

me valgo de la palabra y me sirvo de la letra

la palabra que orienta como un faro al navegante

la letra como el milagro de una tabla de salvación

y la poesía como arte de deshojar diccionarios


*Del libro "poemas entre el amor y el olvido", de gilberto ramírez santacruz, 2003.