NAVEGANTES EN LINEA

domingo, 25 de abril de 2010

El cumpleaños 83 de Papá...cada día más presente!


Elegía por la muerte de mi padre,
el caballero don Juan de la Cruz*



Todos morimos un día,
antes de lo esperado,
el destino;
guarda fecha de la vida,
después de haber andado,
el camino.

Cada cual su cruz a cuestas
avanza hacia el calvario,
que es la vida;
el que marcha sin respuesta
no llegará a horario,
de la cita.

No importa el equipaje
a la hora de partir
para siempre
de placer será el viaje
si al cuerpo deja de asir
de repente.

Al pasar por este valle
no dejamos más que huellas,
de recuerdos;
mensajes a quien las halle,
dolor para quien las sienta
en sus fueros.

Fue mi padre un hombre entero,
la tierra le ha llamado
a su entraña;
él se presentó sin peros
a la vida renunciando
de mañana.

Nunca requirió honores,
siempre su lema fue servir,
no esperar;
que alguien pida favores;
porque humilla el pedir,
digno el dar.

La vida es una escala,
apenas en este vuelo
de paloma;
no es más que una posada,
para conocer el suelo
y su aroma.

Es una casa la vida,
su puerta grande es la muerte
y ventana;
cuando no tiene salida,
el alma del cuerpo inerte
aire salta.

La vida es un pasaje
que trae marcado la ida,
no la vuelta;
si acepta el abordaje
y evita ir a la deriva,
tal vez vuelva.

Nada seguro existe,
aquí ni en el más allá,
verdad dura;
pero el que cree persiste
y el que no, llora de más
por la duda.

Fue mi padre un hombre cabal,
daba a la lucha un valor
y no precio;
vivió acorde el pensar,
la dignidad fue su amor
y aprecio.

De su boca las palabras
brotaban como pepitas,
oro puro;
de enseñanzas más que escasas,
pero todas son de vida
y futuro.

Entonces se habla de paz,
pero la vida fue guerra
y padecer;
hay que mirarle la faz
a la mentira y la pena,
para vencer.

La vida es un bocado,
a la muerte que devora
todo cuerpo;
a los santos o profanos
de igual modo, cualquier hora
sin respeto.

El hombre viene al mundo
desnudo como especie
y de humano;
llora al llegar, parte mudo
con desengaños en serie
y arropado.

Hasta aquí mi desconsuelo,
antes que nadie replique
mi herejía;
con tanto amor anhelo
copiar a Jorge Manrique
su elegía.
Fue mi padre un gran maestro,
era lección generosa
su vida y ser;
predicaba con el ejemplo,
de su trabajo y persona
sin decaer.

Aquello de consejos doy
pero para mí no tengo,
no iba con él;
decía ¡primero yo voy,
luego vendrá lo perfecto,
pero después...!

Buenos Aires 8 de marzo de 2003

*Imitación de Jorge Manrique, poeta español del siglo XV, autor de “Coplas por la muerte de mi padre el maestre Don Rodrigo”.Del libro "Poemas entre el amor y el olvido" de Gilberto Ramírez Santacruz.

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