martes, 27 de septiembre de 2011

El Refutador tiene quien lo lea...!


Notas teóricas sobre el referir
en la ficcionalización de la historia:
“El Refutador”* de Gilberto Ramírez Santacruz


Por Roxana Gardes

Desde la filosofía del lenguaje y por un concepto de Glotobb Frege se pone en relación la naturaleza de la lógica y la naturaleza de la representación lingüística. El círculo de Viena, desde el método del positivismo lógico, estudia la forma lógica del lenguaje para proponer una lógica formal. Wittgenstein -1921- considera el lenguaje como sistema expresable en una forma única y centra -como Carnap- la investigación en la sintaxis. El límite de las teorizaciones se advirtió ante el planteo de la verdad y las condiciones veritativas de las proposiciones que ponen en relación el lenguaje con clases de objetos y relaciones de obje-tos en sistemas.

Luego en el núcleo del círculo de Viena y por Wittgeinstein en Cambridge -1929, se plantea el límite de la teoría de la forma única y se desplaza el centro de interés. El significado del lenguaje surge de una proposición que refiere o denota un objeto en determinadas relaciones. Relaciones no unívocas y que comportan la diferencia entre cosas y nuestras forma de hablar de ellas. Así, se distinguen cuestiones de “dictio” frente a cues-tiones de “re”. Nuestro modo de hablar de objetos los ubica en situaciones y relaciones distintas. La lógica modal estudia nuestro modo de hablar de objetos en situaciones posi-bles. La semántica formal – derivada - desplaza el concepto de verdad única al concepto de verdad necesaria en situaciones o mundos posibles. Frente a un dominio invariable fijado como único, admite el juego de lógicas alternativas. Paralela y complementariamente la filosofía lingüística de Oxford enfoca el lenguaje en proceso y en usos. Strawson, desde 1950 , señala que hacer referencia es un uso para hablar acerca de una persona particular y dar significado es dar reglas para su uso. Entonces, comprender una referencia es identi-ficar según el sentido derivado de reglas. Se diferencian usos y un modo de uso según las reglas. El referir o indicar es un uso distinto del describir. Que sea significativa depende de que pueda ser usada en determinadas ocasiones o situaciones según mundos y las convén-ciones que los reglan. El referir o el denotar implica la identificación por el receptor que sólo identifica otorgando sentido. Hay referencia si hay identificación por el receptor, si el término singular usado consigna nombres propios u objetos que se describen y son ubica-bles en un modelo de mundo. Pero advertimos que si hay identificación si se otorga sentido y la identificación es la ubicación en una circunstancia determinada o mundo, el referir se apoya en descripciones semánticas. El concepto de “mundo” -propuesto por Kripke en 1954 sobre la base de teorizaciones leibnizianas, redescubierto por Plantinga - es central en este eje teórico.

Sobre esta base de la lógica modal la lingüística semiológica -Van Dijk, Umberto Eco, Walter Mignolo- elabora su semántica. La aproximación teórica que proponemos se articula con los conceptos: lógicas alternativas/ mundos posibles o universos de sentido; marcos referenciales/sustrato referencial; campo de referencia externo o interno: relaciones inter o intrauniversales; mundo real/mundo real textual.
Nuestro estudio enfoca el referir en una forma particular de la escritura testimonial en Hispanoamérica: el relato que refiere la realidad histórica, las figuraciones de la historio-grafía, y las ficciones de la poiesis literaria.
Se refiere el itinerario simbólico de transferencias, la mímesis por la que se figura la histo-ria, y por la cual el escritor- cronista o poeta- se construye a sí mismo atravesando todas las mediaciones del ser e insertándose en las dimensiones epistémica /lectal de ese texto global que llamamos realidad de la historia o mundo real.

Una poiesis que en un sondeo ontológico refiere los constructos fictivos de lo que puede identificarse como historia. Refiere nombres, acontecimientos, representaciones, delinean-do –en otro nivel- el horizonte de un campo de referencia.

Inserto en la prefiguración de una realidad histórica actual y pasada, Gilberto Ramírez Santa Cruz –lector privilegiado de Gaspar Rodríguez de Francia y de Roa Bastos- refigura esos textos y configura El Refutador -2008- desde el texto global y desde la ficción de Roa Bastos.

Un texto paródico –narración metafórica- sobre el eje semántico de las paradojas del extra-ñamiento y desde la intuición de que en la “puesta en intriga”, en la síntesis entre lo vivido y lo expresado, en esa réplica de la experiencia temporal, los cronistas extranjeros –Reng-ger, Longchamp, los Robertson- se instalan en la historia develando su identidad en un modelo al que asimilan el ser americano. Gaspar Rodríguez de Francia queda atrapado en la inmutabilidad de esa imagen de la representación extraña.

Esta narrativa señala las fuentes de representación que describen desde modelos, pero le opone la indagación sobre el ser en el horizonte epistémico. El saber de los hechos desbor-da la abstracción fija de estas crónicas, dinamiza la figura e introduce respecto del tiempo algo, en futuro, que deriva de la fecundidad del ejemplo: Gaspar de Francia. La poiesis, enfrenta la referencia cerrada de la historiografía con la interrogación hermenéutica sobre lo real. Se enfoca entonces, la actividad mimética de la escritura en proceso.

Así, Gaspar Rodríguez de Francia, Augusto Roa Bastos, Gilberto Ramírez Santacruz en el horizonte de articulación del hacer simbólico. Una estructura haciéndose en sus particu-laridades históricas. Una hermenéutica en acto que lee las paradojas del extrañamiento.

La paradoja de que el héroe máximo de la Independencia de Paraguay “el más importante y el más original de los personajes de la historia del Paraguay, era conocido por sus compa-triotas a través de: los escritos de los suizos Rengger, Longchamp; las cartas de los comer-ciantes ingleses Robertson y los comentarios de un tercer inglés Thomas Carlyle. Carlyle revisa los escritos y advierte que se repiten unos a otros sin alcanzar a comprender a Fran-cia “alguien infrecuente para la mentalidad europea, (...) a lo sumo el planteo de un enigma que todavía está por resolverse. (…) Francia, (…), no tenía la obligación de contemplar el mundo con los ojos de Rengger ni con los ojos de Parish Robertson, sino fielmente con sus propios ojos”

Ante la referencia descriptiva de la crónica y de la historiografía, establecida la imperti-nencia del contexto esta narrativa esboza otra forma de referencia más radical que toca aspectos de nuestro ser- en- el-mundo. Es un referir lógicas alternativas que incita a ver los hechos por debajo de las mediaciones y como ellos son descriptos desde el universo pri-migenio, más íntimo, más esencial (imagen, mito, ideología.)

En la propuesta de Roa Bastos Yo el Supremo - 1974- la distancia entre lenguaje y hechos -que produce la tensión metafórica sigue presente formando parte de la codificación interna del texto. La distancia del enfoque tiene una marca ontológica, apunta al nodo cultural sub-yacente ignorado en los constructos extraños. Augusto Roa Bastos configura a Gaspar de Francia en la realidad histórica, en la dialéctica absolutismo/colonia y trata de explicar la obsesión por el poder absoluto y el monoteísmo del poder.

La distorsión configurada en Yo El Supremo actualiza la alienación en esa “duplicidad del colonizado”. El texto se articula por un mecanismo de transferencia de juegos simbólicos, del tiempo cosmológico al fenomenológico. Toda la crónica se actualiza desde la concien-cia de Gaspar Rodríguez de Francia en un movimiento y en sus repliegues. En ese movi-miento Francia se ve a través de los escritos de Rengger, en las cartas de los hermanos Robertson o en la revisión de Carlyle. El personaje histórico, es referido en las contra-dicciones, en el desdoblamiento, el dialogismo, la ambigüedad que caracterizan también el acto de escribir de Gaspar de Francia. El compilador/acopiador escribe sobre ese acto, afirma que a-copia los documentos. La escritura por el compilador como espejo último y deformante, corroe el discurso auténtico. En ese juego de espejos sobre el vacío , el escri-tor se construye en la incertidumbre del ser. La escritura espacializa la distancia, el extra-ñamiento.

Marcos de referencia

La poética de Ramírez Santacruz vincula la función referencial propia del texto con la revelación de lo histórico en acto. Presenta el acto de la escritura en referencia a la oralidad primera dinamizando el texto simbólico englobante.
El Refutador refiere marcos de prefiguración - la realidad histórica, la historiografía, la creación literaria de Augusto Roa Bastos, el ser o la intuición del ser de Gaspar Rodrí-guez de Francia- y articula esos marcos en el horizonte de la conciencia simbólica.

El Roa Bastos de la ficción es ubicado en Asunción, después del exilio y como autor de una obra caracterizable por sus rechazos a la tiranía de Stroessner. El escritor es figurado en la circunstancia de la publicación en el diario “El país” de un poema escrito en 1954 como una salutación esperanzada a Stroessner. En la figuración Roa alterado, cuenta a su analista Montiel la publicación de la antigua poesía y expone las motivaciones de su conciencia.

Estructuralmente el cuento es – en diálogo aparente y con potencialidad dramática – un extenso relato monológico sobre lo que considera “conspiración” de las figuras ficcionales creadas.

Ramírez Santacruz parte de esas figuraciones que flotan desde la exteriorización. Con-figura a Roa Bastos en un límite: la expresión de una ausencia y hacia un núcleo: la voz recuperada de Gaspar de Francia. En la dimensión de esa falta se instala “el Refutador de la Infamia”.

El sustrato referencial

Las primeras frases son transcripción en estilo directo de un poema de Roa Bastos. El poema aparece, para el transcriptor, como totalidad, ausencia de lo azaroso, en la exigencia de una ontología.

La transcripción del texto ajeno descentra la enunciación, traslada a lo enunciado. El desplazamiento sitúa al lector en los discursos de los agentes figurados. En ese horizonte intrauniversal del enunciado se dan otras referencias.

El descentramiento de la enunciación -por un narrador transcriptor- funciona como sus-trato referencial. Desde ese vacío se multiplican direcciones, se desplaza la génesis de la enunciación en textos que alternan en lo enunciado. Se refieren principios de creación, sentido y marcos en juego de reflejos. Roa Bastos lector de la historiografía, Montiel lector de la historia y de la ficcionalización de Roa Bastos. El narrador –desplazado en las voces- autentifica los espacios vacíos de la historiografía y la angustia del creador Roa ante el límite de lo creado: su figuración de Gaspar Rodríguez de Francia. Así la referencia se desplaza a la conciencia entre el crear y lo creado.

La mímesis poética articula una ontología construida en el horizonte simbólico sobre el acto de intercambios de referentes en el juego del vacío ontológico de los pronombres: YO/ TU/EL.

Al vaciar el campo de la enunciación se articula en el enunciado un campo referencial in-terno. Nombres propios: Gaspar Rodríguez de Francia, Augusto (Roa Bastos), Montiel, indican el registro y el rol de escritor. Al multiplicar las fuentes de la enunciación en lo enunciado, descentrando la perspectiva del narrador básico, se multiplican en el pronombre y en el adverbio, índices referenciales y temporales. Nombres y tiempos se fusionan en un YO y un AHORA aleatorios, y en un ÉL en PASADO y FUTURO. El YO- recurso clave en Yo el Supremo de Roa Bastos- es también indicador referencial del acto oral: una sesión de psicoanálisis donde un YO: Roa Bastos relata al TU del analista Montiel su invención de un EL: Rodríguez de Francia. En una vuelta de tuerca, el ÉL referido y recordado es YO que habla y hace del YO primero un ÉL.

Un YO –variable, invadido, contraparte testigo de un El proyecto y AHORA, un ahora que se traslada en el eje del tiempo. Así, el YO que transcribe en el ahora de la escritura, el YO del Roa figurado que relata ahora, el YO de Francia en su voz recuperada y presente. El ÉL de cada proyecto como contraparte: ÉL Supremo, Él Compilador, ÉL Refutador –pre-sente, pasado, futuro en el eje de aion –el tiempo del ethos.

Roa Bastos configura sobre el planteo ontológico de la otredad que juega en el determi-nismo de la dominación y de la conquista; Ramírez Santacruz figura ese movimiento de la conciencia que cuestiona su ser, que se repliega frente a las figuras creadas. El ser, puesto ante sí, desde su límite en las obsesiones y en sus contrapartes: lo absoluto de El/ellos figuraciones y la nada del Yo que figura.

Entonces, si la narrativa de Roa Bastos representa la trayectoria del extrañamiento en configuraciones que aspiran a recuperar el trasfondo semántico, la potencialidad simbólica propia, Gilberto Ramírez Santacruz, refiere la trayectoria de esas búsquedas.

Instala en el recuerdo y en el relato de este Roa Bastos personaje, la incertidumbre sobre la propia escritura, como una conspiración de la oralidad desplazada, de las alternativas no elegidas. Roa en el itinerario de Contravida. Y es que al girar la escritura en el prisma de la conciencia se representan las figuraciones pasadas. Se las retrotrae a la génesis, a las mo-tivaciones de la historia, a las alternativas desplazadas. El juego de visiones desplaza refe-rencias en la trayectoria de una percepción en la memoria.

En el itinerario de la hipnosis regresa a la figuración de Gaspar de Francia. La potencia-lidad simbólica –clave de referencia- dinamiza la figura, le da voz: “Este sujeto Roa, el Compilador de la Infamia, que en este momento me sirve de púlpito, ha cometido la trope-lía de mezclarme con tiranuelos, manejados con hilo negro por el imperio, y lograr así un perfil acabado de un autoritario vulgar, según sus propias palabras” (EM.153)

Ramírez Santacruz aísla el juego de reflejos, separa las mediaciones: “Llenó las cárceles de compatriotas ilustres, dijo un viajante despechado que no pudo anclar su barco de piratas en el puerto de Asunción” (EM.154). Refiere desde documentos la ideología de Francia y su proyecto de Paraguay como República independiente y núcleo de una confederación americana.
La voz de Francia, en la voz de Roa, expone al ser histórico, ideólogo de la indepen-dencia.”Jamás exigí a nadie lo que yo no estaba dispuesto a cumplir, el pueblo seguía mi ejemplo de laboriosidad, honestidad y abnegado patriotismo (…) la libertad fue lo único no negociable para el Paraguay durante mi mandato.” (EM.153) La voz expone también el proyecto: “La educación al servicio de todo el pueblo y que la ignorancia deje de ser negó-cio de algunos letrados” (EM.152).

El proceso de figuración es recorrido hacia el centro de la estructura espiralada. Desde este monólogo actual figuración última, a la escritura del compilador, a la escritura de la historiografía, a la escritura de Francia. Espejo cóncavo en perfecta simetría con la estructura convexa de discursos sobre discursos.

Este recorrido atraviesa visiones, perspectivas y voces extrañas, para instalar la voz de Gaspar de Francia en un pliegue de la conciencia su proyecto de ser: “Consagré mi vida a la gloria del Paraguay, entregué todos mis conocimientos y voluntad ante el altar de la patria (…) No obstante hay informaciones falsas, escritos infamantes. “Pero –augura en la intuición de este texto que también lo figura- ya vendrá el Refutador de la infamia a poner los acentos sobre las íes, a subrayar nuestros aciertos y comprender los errores históricos, (EM. 155).
Una figuración ficcional del texto refiere señala como en futuro el texto que lo contiene

En el engarce, en el injerto el narrador transcriptor se introduce en el juego de reflejos de la ideología y se construye a sí mismo en la intersignificación de la historia: “Por suerte, –dice Gaspar de Francia- el tiempo provee de vez en cuando algún refutador de la Infamia enemiga” (EM. 156). Por una vuelta de tuerca, en ese tiempo aion que instala un futuro en el pasado de Francia ahora presente, el ideólogo y gestor de la independencia intuye y anticipa este giro de la historia. En el nodo simbólico de su conciencia descubre y hace surgir al escritor futuro y al texto que lo contiene.

Al referir las transferencias simbólicas el autor se inserta .En la compatibilidad lógica del ilusorio país construye su ontología en esa dimensión de valores.

Roxana Gardes de Fernández**

* Relato perteneciente al libro “El maleficio y otras maldades del mundo”, de Gilberto Ramírez Santacruz.

**Catedrática de la Universidad Católica Argentina y especialista en literatura latinoamericana del Centro de Estudios de Narratología(CEN).


NOTAS

(1) En 1879 se publica Conceptografía
(2)A partir de las publicaciones de Los principios de las matemáticas de Bertrand Russell y del Tractatus lógico-philosophicus de Wittgenstein se exponen un conjunto de principios que serán núcleo teórico del Círculo de Viena y su filosofía: el positivismo lógico. Russell aclara que la expresión positivismo lógico denomina un método y no un resultado.
(3)El gran aporte es el estudio de la verdad por Alfred Tarski.
(4)Se va imponiendo la práctica –iniciada por Godel- de construir sistemas modales como extensiones de la lógica proposicional. Quine diferencia maneras de referir. Mientras los cuantificadores son el recurso básico que permite hablar de objetos, las locuciones modales no hablan de objetos, sino de nuestro modo de hablar de objetos. La necesidad reside en el modo en que decimos las cosas y no en las cosas de las que hablamos. La modalidad es de dictio y no de re. Cf. Alonso García Suárez: “Lógicas alternativas” En: Manuel Garrido: Lógica y lenguaje. Madrid. Tecnos. 1989. Pp.165-177

(5)En 1950 y sobre un límite de las teorías de las descripciones de Bertrand Russel, Peter Strawson propone sus teorizaciones: “Sobre el referir”. En Ensayos lógico-lingüísticos. Madrid. Tecnos. 1983. (Reunión de artículos entre 1950 y 1970. Publicado en inglés en 1971).

lunes, 19 de septiembre de 2011

Lénin y sus ojos de niño...!


El niño y su lectura*

Con sus cinco años, mi pequeño hijo Lénin avanzaba en su aprendizaje, después de familiarizarse con los números, comenzaba a reconocer las letras y nombrarlas fonéticamente, cuando vio la procesión del jueves santo que recorría el barrio quedó boquiabierto por un rato, con su cortejo de curas y monjas que, rigurosamente vestidos de sotanas y hábitos blancos, como también algunos vecinos y devotos en general, acompañaba al sufrido Cristo caído que iba montado en la carrocería de un desvencijado camión, llevando una pesada y exagerada cruz al hombro.
Lénin, lejos aún de las imposiciones de figuras y símbolos cristianos, hizo su lectura al instante de lo que estaba viendo, por supuesto de acuerdo a los elementos recientemente aprehendidos en la escuela y su curiosidad por encontrar analogías con los hechos de la realidad circundante:

- ¡Papi, vení a ver, por favor, al pobre hombre que lleva esa enorme letra X en su espalda, seguido por muchos fantasmas vestidos de blanco!


*Del libro inédito "Espiridión y otros cuentos pendientes", de Gilberto Ramírez Santacruz.